EUROPA PRESS.- Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) han descubierto la existencia de un ‘reloj’ inmune que coordina los ciclos día y noche con la actividad de un tipo de leucocito denominado neutrófilo, principal línea de defensa del organismo y que es capaz de causar daño a las células sanas y al sistema cardiovascular.
«En concreto, hemos identificado una serie de moléculas en el núcleo y la membrana de los neutrófilos que responden a patrones diurnos de luz y oscuridad, es decir, circadianos, y regulan su migración y ubicación dentro del organismo», ha comentado José María Adrover, primer autor del trabajo realizado por el grupo del CNIC de Andrés Hidalgo y que ha sido publicado en la revista Immunity.
Para llevar a cabo el trabajo, los científicos del CNIC han utilizado técnicas genéticas en ratones combinadas con imagen microscópica de alta resolución en animales vivos para seguir el comportamiento de estos leucocitos en distintos momentos del día. Además, en modelos animales de infarto, ictus e infecciones han demostrado que la manipulación de este reloj altera de manera dramática la respuesta inmune.
«Los animales en los que manipulamos este ‘reloj’ genéticamente de cierta manera se vuelven muy resistentes a infecciones, pero extremadamente sensibles a un infarto», ha comentado Alejandra Aroca otra de las autoras del estudio en el que también se ha observado que un ‘reloj’ inmune similar puede existir en humanos.
Esta observación no es trivial porque la mayoría de las muertes en países desarrollados ocurre por este tipo de daños cardiovasculares. Es más, la gran mayoría de estos eventos clínicos ocurren a primera hora de la mañana, por lo que siguen un patrón circadiano.
De hecho, y dado que los patrones circadianos en enfermedad cardiovascular, infecciones e inmunidad coincidían, el grupo estudió si había una relación causa-efecto entre ellos. «Observamos que, si eliminábamos el ‘reloj’ en los neutrófilos de los ratones, entonces los patrones circadianos en la infección e infarto desaparecían. Es decir, durante el día los neutrófilos causan más daño en caso de infarto, pero son más eficientes eliminando patógenos que invadan los tejidos. Si ahora somos capaces de controlar este reloj podemos aprovechar este fenómeno en favor de los pacientes», han argumentado los expertos.
Las implicaciones de este estudio pueden ser múltiples y de un alto valor clínico debido a la alta prevalencia de infecciones y enfermedades cardiovasculares en el mundo. Por ejemplo, se están buscando vías de manipular este ‘reloj’ con fármacos para inducir un tipo de inmunidad diurna o nocturna, según interese en cada paciente. «Por lo tanto esta aproximación terapéutica, podría ser válida para aquellas personas con riesgo de eventos cardiovasculares y también pacientes inmunocomprometidos susceptibles a infecciones», han zanjado.