EUROPA PRESS.- La brecha de género supone un obstáculo para las mujeres frente a la prevención, detección y atención del cáncer. Un cúmulo de repercusiones negativas que, tal y como apunta la nueva comisión de The Lancet, influyen en los derechos y las oportunidades de las mujeres para evitar los factores de riesgo del cáncer e impiden su capacidad para buscar y obtener un diagnóstico oportuno y una atención oncológica de calidad.

Las desigualdades de género no sólo tienen un impacto negativo en la forma en que las mujeres interactúan frente al cáncer, sino que también han dado lugar a una mano de obra de cuidadores no remunerada, predominantemente femenina, que obstaculiza el avance profesional de las mujeres como líderes en la investigación, la práctica y la formulación de políticas sobre el cáncer, lo que, a su vez, perpetúa la falta de prevención y atención del cáncer centradas en la mujer.

Por ello, la comisión pide una nueva agenda feminista para la atención oncológica que elimine la desigualdad de género, en la que los sistemas sanitarios, el personal oncológico y los ecosistemas de investigación sean más inclusivos y respondan mejor a las necesidades de las mujeres, reduciendo así la carga mundial del cáncer.

Mujeres, poder y cáncer

¿Cómo viven el cáncer las mujeres de todo el mundo? Para responder a esta pregunta y a su vez ofrecer recomendaciones a nivel global, la comisión ha desarrollado un nuevo informe: Mujeres, poder y cáncer: A Lancet Commission. Un estudio que reúne a un equipo multidisciplinar y diverso de todo el mundo y entre los que se encuentran expertos en estudios de género, derechos humanos, derecho, economía, ciencias sociales, epidemiología, prevención y tratamiento del cáncer, así como también defensores de los pacientes.

Una sociedad patriarcal

«El impacto de una sociedad patriarcal en las experiencias de las mujeres con cáncer ha pasado en gran medida desapercibido. En todo el mundo, la salud de la mujer se centra a menudo en la salud reproductiva y materna, en consonancia con las estrechas definiciones antifeministas del valor y el papel de la mujer en la sociedad, mientras que el cáncer sigue estando totalmente infrarrepresentado», afirma Ophira Ginsburg, asesora principal de Investigación Clínica del Centro de Salud Mundial del Instituto Nacional del Cáncer y copresidenta de la comisión.

Cribado cáncer de pulmón

Cribado cáncer de pulmón

La comisión, junto con la revista The Lancet Global Health, ha elaborado un artículo en el que se ha utilizado la base de datos GLOBOCAN 2020, que valora el índice de mortalidad por cáncer del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) para estimar que 5,3 millones de adultos menores de 70 años murieron de cáncer en 2020 y que 2,3 de estas muertes corresponden a mujeres.

Del estudio también se concluye que 1,5 millones de muertes prematuras por cáncer en mujeres podrían prevenirse cada año mediante la eliminación de exposiciones a factores de riesgo clave o a través de la detección y el diagnóstico precoz, mientras que 800.000 vidas podrían salvarse cada año si todas las mujeres tuvieran acceso a una atención oncológica de calidad.

Factores de riesgo

Conocer las causas o los factores de riesgo del cáncer en las mujeres también se pone de manifiesto en este estudio como una necesidad básica, ya que se conocen en menor medida que los factores de riesgo del cáncer en hombres. «Aunque los hombres tienen un mayor riesgo de padecer la mayoría de los tipos de cáncer que se desarrollan en ambos sexos, las mujeres tienen aproximadamente la misma carga de todos los cánceres combinados, ya que el 48% de los casos de cáncer y el 44% de las muertes por cáncer en todo el mundo se producen en mujeres», afirma Verna Vanderpuye, asesora principal del Hospital Docente Korle Bu de Ghana y copresidenta de la comisión.

Los condicionantes sociales también influyen en las mujeres que padecen cáncer, pues tal y como se desgrana en este estudio, en todo el mundo, las mujeres se encuentran en una clara desventaja en cuanto a oportunidades de educación y empleo y es más probable que dispongan de menos recursos económicos para hacer frente a los retos financieros relacionados con el cáncer. «Las normas de género hacen que a menudo se espere que las mujeres den prioridad a las necesidades de sus familias a expensas de su propia salud, lo que a veces lleva a posponer la búsqueda de atención sanitaria. Esto puede verse agravado por el hecho de que las normas de género también excluyen a los hombres del cuidado de los niños en muchos entornos», añade la coautora, la profesora Nirmala Bhoo-Pathy, de la Universidad de Malaya y la Universidad de la Reina de Belfast.

Además, el cuidado no remunerado de enfermos de cáncer también lo asumen en gran medida las mujeres y está infravalorado por la sociedad. Así los autores del estudio sostienen que los cuidados representan un valor sustancial para la economía y piden que se establezcan normas salariales justas e integradoras para los cuidadores de enfermos de cáncer, teniendo en cuenta no sólo su valor monetario sino los efectos de los cuidados en la independencia y el potencial económico de las mujeres.

Sexismo y sanidad

Prejuicios y discriminación. El sexismo dentro de los sistemas sanitarios también existe, tal y como apuntan estos expertos. Esto afecta de forma directa en que las mujeres reciban una atención que no es óptima. Varios estudios han revelado que las mujeres con cáncer tienen más probabilidades de manifestar un alivio inadecuado del dolor y un mayor riesgo de infratratamiento del dolor que los hombres. Y estos prejuicios de género pueden intensificarse cuando la persona que padece cáncer también forma parte de un grupo étnico o indígena marginado o tiene una orientación sexual o identidad de género diversa.

Las desigualdades de género en la sociedad también repercuten en el personal que trabaja en la lucha contra el cáncer, así como en los pacientes y cuidadores, y las mujeres están significativamente infrarrepresentadas como líderes.

Soluciones

Para contrarrestar el impacto negativo de la desigualdad de género y cambiar la forma en que las mujeres interactúan con el sistema sanitario oncológico, la comisión aboga por la inclusión del sexo y el género en todas las políticas y directrices relacionadas con el cáncer, de modo que respondan a las necesidades y aspiraciones de todas las mujeres, ya sean pacientes, profesionales sanitarias o investigadoras.