D. RUIPÉREZ.- Existe una serie de cifras que muchas doulas -personas sin preparación sanitaria que prestan servicios a las embarazadas- repiten hasta la saciedad como reclamo para contratar sus servicios, ilegales y peligrosos para la madre y el niño cuando intentan hacer labores que sólo corresponden al personal sanitario. Son datos que se han repetido como un mantra sin saber exactamente de dónde salen. Por ejemplo, que la asistencia de una doula reduce la tasa de cesáreas un 50%, el tiempo del parto un 25%, 60% las epidurales administradas, 40% menos de uso de oxitocina y fórceps… Andrea Lythgoe es una licenciada en educación para la salud norteamericana que se define como doula y que ha llevado a cabo un extenso trabajo a la hora de procesar la bibliografía científica existente sobre todo lo relacionado con el nacimiento y la gestación. Hace apenas cinco meses, Lythgoe publicó un artículo en el que se dirige a sus compañeras doulas y las exhorta a no emplear unos datos que, desde el punto de vista estadístico y científico, no tienen validez.
El primer argumento contra las célebres estadísticas es que todas ellas proceden de una obra mítica entre estas falsas profesionales como es Mothering the mother (Algo así como Maternizando a la madre) de Marshall Klaus, John Kennell & Phyllis Klaus. Esta “Biblia” para doulas se publicó en el año 1993 y, según comenta la doula estadounidense, los estudios más recientes que analizaron los autores a la fecha de publicación de su libro son de 1980, lo que quiere decir que los datos que recogía eran de los setenta, muy lejos del actual 2015.
Lythgoe reconoce que las estadísticas que pueden encontrarse en la literatura científica actual quizá no sean tan espectaculares. Por ejemplo, “según la más reciente revisión de estudios la reducción del tiempo del parto es de sólo 26 minutos, todavía una diferencia significativa, pero alejada de ese 25% citado en Mothering the mother. Otra crítica a las estadísticas clásicas es que la muestra es hasta diez veces menor que en los estudios actuales. Eso por no hablar –dice la doula- de que muchos de los estudios están hechos en hospitales de Guatemala y no son equiparables a un país más desarrollado donde hay más acceso a la anestesia y las madres tienen acompañamiento familiar, entre otras muchas razones.
Otra laguna de las míticas estadísticas es que su muestra recoge casi en exclusiva madres primerizas esperando un solo hijo.
En su publicación, Lythgoe recoge posibles beneficios basados en estudios más serios y recientes que, evidentemente, son mucho más débiles que las espectaculares y sospechosas cifras de Mothering the mother. Se habla de “menos tendencia a quedar insatisfechas tras el parto, menos propensas a perder el control o más proclives a un parto vaginal”, pero todo con ligeras tendencias.
Así, con la honestidad de la revisión científica seria en la mano, la doula norteamericana ofrece el siguiente consejo a sus compañeras: “Presentar los datos de Mothering the mother a tus clientes no es la mejor idea, lo mejor es evitar los números por completo. Si tu llevas suficiente tiempo en esta práctica puedes llevar un buen registro y presentar tus propias estadísticas y compararlas con los datos locales”.
Acompañamiento
Otra revisión de estudios también deja en evidencia la forma en que estas falsas profesionales presentan sus argumentos a las embarazadas. Hace seis meses, Cochrane -una institución que revisa los estudios médicos en busca de la mejor evidencia científica- publicó un artículo sobre el continuo apoyo a la mujer durante el alumbramiento, una atribución con las que las doulas justifican su trabajo. Las matronas que han participado en la redacción del Informe sobre competencias de las matronas y tareas que realizan las Doulas -popularmente conocido como Informe Doulas– , presentado el pasado lunes por Máximo González Jurado, presidente del Consejo General de Enfermería, denuncian que se intenta apartar al padre del lado de la madre. Además, invitan a que la madre sea acompañada por una de ellas en el paritorio, en el caso de dar a luz en un hospital, pero piden a la parturienta que diga que la doula no es tal, sino una “prima”, una “amiga” o similar.
El caso es que los expertos de Cochrane han revisado 22 trabajos científicos sobre el tema con una muestra total de 15.288 mujeres de 16 países. Efectivamente, el apoyo de alguien cercano conlleva varios beneficios como la mayor tasa de partos vaginales, menos necesidad de analgesia, mayor satisfacción, etc. Sin embargo, esa labor de acompañamiento presenta ventajas para la madre independientemente de que la persona que ofrece el soporte y apoyo sea la pareja, la madre, una doula o una prima (carnal, no una doula que se hace pasar por prima). De hecho, la literatura científica sí “incluye estudios que avalan el papel del padre en el alumbramiento, como un hecho que favorece el vínculo paternofilial en el futuro, así como el desarrollo emocional del hijo”, asegura Gloria Boal, vocal del Consejo General de Enfermería en la Comisión de Matronas del Ministerio de Sanidad y una de las autoras de la investigación sobre las mujeres que hacen llamar doulas.
Ustedes conocen la Estrategia de Atencion al Parto Normal de Ministerio de Sanidad de 2008 elaborado por gines,matronas y mas personal sanitario???? Quizá ese es el problema, que no tienen ni idea ni de su propio trabajo.
Des actualización que se llama. Pues les invito a leer el punto 1.1.3 junto con el anexo I sobre el acompañamiento de la parturienta….
Que lo sepa yo que me dedico a otra cosa y no ustedes dice mucho de su profesionalidad….
Soy enfermero, desde hace quince años. He trabajado en una decena de hospitales y menos en gine creo que en casi todos los servicios, y no he visto en mi vida una doula.
Y no sé de qué va este artículo.
Sólo sé que no existe la persona en el sistema sanitario que haga ese soporte individualizado en el momento del parto.
Si a alguien le va bien, ¿por qué no?
En su artículo, usted sr o sra, dice que la dicha doula yanki, aunque rebajando los datos optimistas de ese libro, sí mejoran los registros. Eso lo obviamos. Para qué.
Es que ahora sólo van a ser las doulas (que insisto, no he visto ninguna en la vida), las que magnifican los resultados para venderse. A ver para cuando un artículo desmontando a los hemodinamistas (hoy en día, 2015, no existe datos fehacientes sobre la mejora en la supervivencia o calidad de vida entre los lisados y los cateterizados).
Lo de siempre, sembrar mierda sobre gente que tienen la desgracia de ejercer una profesión no titulada. Aunque no haya ninguna enfermera ni comadrona que haga algo ni remotamente parecido.
Estoy harto de los talibanes. Ya sean científicos o no. Harto.
La vida no es únicamente lo que la estadística diga. Cómo se mediría la seguridad en ese momento que te pueden dar unos consejos personalizados, ¿estadísticamente? o ¿científicamente?
Cometemos el error de confundir la palabra ciencia con verdad, y no es así.
Para demostrar ese único argumento suyo de que no son científicas,
¿cuántas recetas o procedimientos médicos, científicamente válidos hace 15 años, se saben ahora falsas? No hay nadie en el hospital que trabaje como hace 15 años.
Entonces si las de antes eran equivocadas, aún habiendo sido validadas, quién nos asegura que lo que hacemos ahora es lo correcto. Episiotomía, por ejemplo. Parto en decúbito supino, por ejemplo.
¿Sabía usted que el 70% de los protocolos hospitalarios de hoy no están validados científicamente? Sólo consensuado por la mayoría de profesionales por que parece una hipótesis válida, pero sin demostrar.
Como la adrenalina en un paro. Por ejemplo.
El día que los profesionales sanitarios nos quitemos el corsé que nos hemos impuesto, ese día daremos el salto de calidad que el futuro está esperando.
De momento, seguiré dándoles cariño a mis enfermos. Eso sí que les ayuda, y eso tampoco es nada científico.
Me ha encantado tu respuesta, alexarnau. Enhorabuena por enfocar así la maldita ciencia que parece que todo lo copa.
Soy enfermera. Yo tuve doula, y marido, y matrona y ginecólogo respetuoso. Y cuando se complicó mi maravilloso parto natural pq mi hijo hacía bradicardias y había que pasar a la cesárea (estábamos en el hospital), yo fui quien eligió que fuera mi marido el que pasara a acompañarme en la cesárea. La doula me preguntó, y yo elegí marido. Fue él quien llevó a mi hijo en brazos los primeros minutos de vida hasta que me cosieron. Y es de los momentos más maravillosos que han pasado juntos,pero sobre todo porque lo elegimos nosotros.
Es como si pensaran que las mujeres somos gilipoyas y nos tienen que decir qué hacer o qué elegir en un parto; cada una tendremos unas preferencias, y no hay nada como la libertad de elección en cada caso y situación. En casa mi marido sólo quería dormir a las 2 de la mañana cuando yo estaba con contracciones y aún dilatando y elegí doula para acompañarme. En quirófano elegí a mi marido. Soy libre para elegir.
Como lo somos todas y no parecerlo no me da sino una sensación de debilidada femenina como si nos tuvieran que decir qué hacer y qué nos conviene más o menos. Pues tú sabras guapa, míralo tu misma y pregúntale a tu sabia interior e infórmate tú misma. Si no, les estamos dando el poder a todos lo que alardean de la ciencia y de las estadísticas y los títulos. Y que encima decidan sobre quien ha de acompañarnos. Yo alucino.
Mucho amor, esto siempre.
Gracias. 😉