REDACCIÓN.- Desde el inicio de la pandemia, la Unidad de Trastornos de Alimentación del Servicio de Psiquiatría y Psicología Clínica del Hospital Niño Jesús de Madrid, ha detectado un nuevo perfil de adolescentes que cursan con una evolución clínica muy rápida y grave, llegando al hospital con pérdidas de 10-15kg en pocas semanas y con consecuencias físicas graves -como hipoglucemia- precisando ingreso hospitalario en numerosas ocasiones. La evolución del problema de alimentación tiende a ser buena en este grupo de adolescentes, al menos en los primeros meses de tratamiento, aunque mantienen alteraciones emocionales y conductuales que con toda probabilidad requerirán tratamiento a medio o largo plazo. Además, se siguen atendiendo los adolescentes con trastorno de alimentación con cursos clínicos más lentos pero que han tenido más dificultades para acceder a atención precoz por lo que presentan mayor complejidad y gravedad clínica.

Además, han notado un incremento de la incidencia de trastornos de alimentación, un cambio en el perfil clínico de algunos pacientes con inicio en edades más tempranas, evolución más rápida y mayor gravedad clínica. Y es que sanitarios de la unidad consideran que la pandemia está funcionando para toda la población como un factor estresante desde el punto de vista sanitario, emocional y econ´pmico, pero en las personas vulnerables a sufrir un trastorno de alimentación ha podido producir o acelerar la aparición de los mismos.

“Con la pandemia se han incrementado los factores de riesgo para sufrir Trastorno de la conducta alimentaria: el cambio de rutinas escolares, sociales y familiares, un mayor aislamiento social que puede dificultar la estabilidad emocional y la construcción de la identidad durante la adolescencia y efectos emocionales negativos como la ansiedad, sentimiento de indefensión, duelos e incertidumbre. También, incremento del consumo de redes sociales con contenidos de dietas, ejercicio físico e imagen corporal”, ha asegurado Montserrat Graell, jefa del Servicio de Psiquiatría y Psicología del hospital madrileño. “Además, han disminuido los factores de protección: menor apoyo social, menor accesibilidad a tratamientos, y muy destacable, familias muy sobre-exigidas y sobrepasadas por la situación generada por la pandemia que han podido disminuir o retrasar su habilidad para detectar signos de alarma de la misma forma que se venía haciendo antes de la pandemia”. “La pandemia continua- asegura- y nos encontramos en este nuevo escenario que debemos aprender a manejar tanto desde las familias como desde los recursos sanitarios”.