ÁNGEL M. GREGORIS.- Paritorio, puerperio, urgencias, planta, reanimación neonatal, consultas de ginecología, centros de salud… son algunas de las unidades por las que rotan las EIR de Obstetricia-Ginecología del Hospital Puerta de Hierro, en Majadahonda (Madrid). Dos años cargados de formación a todos los niveles para convertirse en matronas. Una de las especialidades más demandadas y la segunda con más plazas cada año.
En 2022, cuando se presentó María de Bajar, había 420 convocadas y ella logró hacerse con una. Ahora, con el fin de la residencia, se abre ante ella un mundo de posibilidades, en el que tiene claro que quiere continuar trabajando de esto. “Siempre tuve claro que quería ser matrona. De hecho, estudié la carrera de Enfermería para poder llegar a ser matrona, así que lo tenía muy claro. Me parece una especialidad muy amplia en la que nos encargamos del cuidado de la mujer a lo largo de todas las etapas de su vida”, afirma María.
Nervios
Ella echa la vista atrás y recuerda el inicio con muchos nervios. “Nuestro trabajo depende mucho de en qué momento de la formación se esté. Al principio, evidentemente, vamos mucho más acompañadas, luego vamos cogiendo más experiencia y nos van dejando un poco más de espacio. En cada uno de los espacios por los que rotamos va cambiando nuestro día a día”, subraya la EIR.
Además de la práctica, tienen también una parte teórica. La formación la evalúan a través de una entrevista tutorizada cada tres meses para revisar que se cumplen objetivos, además de presentar a los tutores tres casos clínicos y tres incidentes. “El grado de autonomía tiene que ser creciente a lo largo de la residencia; en primero hacemos una supervisión directa y en segundo ya más indirecta. De hecho, los últimos 15 días o un mes del EIR son una más del equipo para que, si tienen dudas, puedan plantearlas antes de finalizar la residencia”, explica Cristina Muriel, tutora principal de las EIR de Obstetricia y Ginecología del hospital.
Figura referente
Ella, como figura referente de la residente en el centro, es la que hace de intermediaria entre la EIR y todo el servicio. Realiza toda la planificación, ajustándose también al residente, crea las planillas y las rotaciones por los centros de salud acreditados…
Después de estos 24 meses, y aunque María reconoce que le gustaría dedicarse a la parte asistencial, no descarta compaginarlo con la docencia o la investigación. La buena relación entre las EIR y el equipo es imprescindible para lograr un buen ambiente en todas las unidades. Para María esto es de lo mejor de la residencia porque ha conocido a gente increíble de los que ha aprendido diariamente y continúa haciéndolo en el día de hoy.
Reanimación
Más allá de todas las rotaciones establecidas, en el Puerta de Hierro las matronas también realizan la reanimación neonatal. “En cada parto entran una matrona que asiste el parto y la matrona de reanimación, que se encarga de la primera atención al recién nacido”, resalta María.
¿Lo mejor y lo peor de la residencia?
- Lo mejor: principalmente el equipo que tenemos. Lo mejor ha sido ir viendo cómo, poco a poco, vas adquiriendo muchos conocimientos.
- Lo peor: no habría nada que reseñar.