IRENE BALLESTEROS.- Llevar una dieta sana y un estilo de vida saludable a lo largo de la vida ayuda a prevenir la aparición de diferentes enfermedades y trastornos. Sin embargo, el aumento de la producción de alimentos procesados, la rápida urbanización y el cambio en los estilos de vida han dado lugar a un cambio en los hábitos alimentarios. De todo esto han hablado las enfermeras cacereñas en una de las charlas de la programación de la «Ruta Enfermera» a su paso por la provincia extremeña.
«En la Ruta Enfermera hemos hablado de alimentación y nutrición, tanto en el paciente enfermo como en la persona sana. Es primordial en un paciente sano hacer una buena alimentación, que esta sea equilibrada, además de la práctica del ejercicio y de beber el líquido suficiente para que no tengamos enfermedades metabólicas, como puede ser la diabetes, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares. En un paciente de edad avanzada, si llevamos una buena dieta equilibrada, un correcto ejercicio saludable y una buena ingesta de líquidos, lograremos que esas complicaciones no existan y no tendremos enfermedades a lo largo de la vida», explica María del Carmen Luis Mayoral, vocal de la Comisión Plenaria del Colegio de Enfermería de Cáceres y colaboradora en la «Ruta Enfermera» de Cáceres.
Dieta mediterránea y ejercicio saludable
La ingesta de una alimentación variada o la práctica de ejercicio son algunas de las claves para llevar una vida sana. En este contexto, las enfermeras son las encargadas de diseñar una educación sanitaria individualizada que logre dotar de salud a cada persona.
«En nuestras consultas tenemos una educación individual. Normalmente con un obeso o con una persona con diabetes solemos programar una hora de consulta. También lo hacemos con aquellas personas que quieran llevar una vida saludable. En esas consultas tratamos de hablar de todo lo que queremos conseguir del paciente. Si es una persona sana, que continúe por esa vía y siga sano y si es una persona enferma, diseñamos unas pautas de cuidados. También seleccionamos en estas consultas la dieta que vamos a escoger. Yo, por ejemplo, siempre escojo la dieta mediterránea, también uso el método del plato para saber cuantitativamente lo que debe de comer cada persona. Y también selecciono el plan de ejercicio, que depende de si es una persona joven, que puede ir al gimnasio, correr o es una persona adulta. En este último caso, un adulto con media hora caminando tendría suficiente, y en el caso de las personas de edad avanzada, es muy importante que hagan movimientos de brazos y piernas, aunque estén sentados o en una silla de ruedas. En mi consulta empleo las gomas de compresión para ellos, por ejemplo. Todo esto es suficiente para mantener a una persona activa», concluye la enfermera.
Consejos para mantener una alimentación sana
En la actualidad, los cambiantes estilos de vida, las bajas rentas y el aumento de los ultraprocesados hace que cada día más las personas consuman alimentos hipercalóricos, grasas, azúcares o que no coman la suficiente cantidad de fruta, verdura o fibra. Como la alimentación evoluciona con el tiempo y en ella influyen muchos condicionantes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) propone una serie de consejos para promover y mantener una alimentación sana. Como son:
- Comer al menos cinco porciones de fruta y verduras al día, lo que reduce el riesgo de desarrollar enfermedades no transmisibles como las cardiovasculares, la diabetes o incluso enfermedades respiratorias crónicas.
- Reducir el consumo total de grasas a menos del 30% de la ingesta calórica diaria, lo que previene del sobrepeso entre la población adulta.
- La mayor parte de la población consume demasiado socio a través de la sal y no consume suficiente potasio. «Un consumo elevado de sal e insuficiente potasio contribuye a la hipertensión arterial que, a su vez, incrementa el riesgo de enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular», indica la OMS.
- El consumo de azúcares también está en el punto de mira. «Adultos y niños deberían reducir la ingesta de azúcares libres a menos del 10% de la ingesta calórica total. Una reducción a menos del 5% de la ingesta calórica total aportaría beneficios adicionales para la salud, como evitar el sobrepeso, mejorar la tensión arterial y evitar las caries dentales», explica la organización.