La incontinencia urinaria afecta a casi el 90% de las mujeres mayores institucionalizadas. Se estima que cerca de tres millones de personas en España conviven con la incontinencia urinaria (IU), afectando especialmente a las mujeres mayores institucionalizadas, que presentan enfermedades crónicas polimedicación o movilidad reducida. A pesar de estas cifras, la IU continúa siendo una condición altamente infradiagnosticada, infratratada y estigmatizada, lo que obstaculiza gravemente el acceso a una atención adecuada.

Ante estos datos la Alianza Contra la Incontinencia Urinaria (ALiNUR) ha elaborado el documento de consenso «Retos y propuestas para la mejora de la continencia urinaria femenina en España», una herramienta que garantiza que todas las pacientes tengan a su alcance todas las alternativas terapéuticas disponibles en el mercado nacional, incluyendo soluciones terapéuticas innovadoras.

Los expertos señalan la necesidad de desarrollar un abordaje específico que responda a las múltiples necesidades no cubiertas de esta patología. Entre ellas, el documento resalta la importancia de implementar programas de formación específica dirigidos a profesionales sanitarios, así como acciones de educación en torno a la patología para pacientes y familiares, de modo que se les capacite para el diagnóstico ágil y el control de la enfermedad.

“Reforzar la preparación de los médicos de familia e impulsar las figuras de la enfermera de enlace o la enfermera gestora de casos resulta fundamental para el manejo de la incontinencia urinaria. No solo en cuestión de diagnóstico y seguimiento de la enfermedad, sino para mejorar la coordinación entre niveles asistenciales, la continuidad asistencial y la atención de las pacientes”, sostiene María Victoria García, miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica (SEEGG) y miembro de la Alianza. “El impulso de unidades especializadas en el manejo de incontinencia urinaria facilitarían que cada paciente reciba la atención más adecuada según su situación clínica. Un hecho especialmente relevante para los casos más complejos”, subraya García.

El reto de la IU en la paciente geriátrica

La IU afecta a entre el 20 % y el 25 % de la población geriátrica, con cifras que superan el 50 % en residencias para personas mayores. Sin embargo, solo una minoría de pacientes consulta al médico, lo que refleja un importante infradiagnóstico y subregistro. A esta situación contribuyen factores como la falta de educación sanitaria, la escasa sensibilización de los profesionales y la percepción errónea de que la IU es una consecuencia inevitable del envejecimiento.

Los expertos señalan que el manejo eficaz de la IU en este grupo requiere un enfoque multidisciplinar, que combine tratamientos farmacológicos y no farmacológicos, sobre todo en aquellas pacientes donde el abordaje es paliativo. En entornos institucionalizados, además, la elevada prevalencia plantea retos añadidos en cuanto a recursos, formación del personal y protocolos de atención.

“La IU sigue siendo una gran invisibilizada en la atención a las personas mayores. Es fundamental promover intervenciones centradas en la dignidad y la calidad de vida de quienes la padecen”, concluye García.