ÁNGEL M. GREGORIS.- La donación de plaquetas es una práctica desconocida para muchos, pero enormemente beneficiosa para aquellos pacientes que lo necesitan, sobre todo oncológicos o de trasplantes de médula, a los que el tratamiento puede llegar a ocasionarles una enorme disminución de estas células.

Aunque con la donación de sangre también se extraen plaquetas, se necesitarían entre cinco y ocho bolsas de sangre para lograr una de plaquetas. Además, la mezcla de varios donantes puede perjudicar la recuperación de los pacientes, por lo que donación de plaquetas por aféresis permite extraer el hemoderivado de un solo donante para un solo receptor. Serán, asimismo, plaquetas de mejor calidad, puesto que no es igual recibir de ocho personas con distintos anticuerpos que de una sola persona. Así, el receptor va a tener que luchar con menos anticuerpos y las plaquetas tendrán un rendimiento mucho mejor.

“Puede donar cualquier persona que se encuentre sana, en una edad comprendida entre 18 y 65 años y que pese más de 50 kilos. También necesitamos que tenga un buen acceso venoso, un número de plaquetas por encima de 160.000 y hasta 400.000 y que lleve una alimentación saludable, por lo menos, una semana antes”, explica Carmen Alonso, enfermera de la Unidad de Donantes del Hospital Gregorio Marañón (Madrid).

La donación de plaquetas, al contrario que la de sangre, tiene mayor complejidad a la hora de realizarse. En ningún momento implica ninguna peligrosidad, pero por lo costoso de la extracción se necesita más tiempo para terminar el proceso. En total, preparación, análisis previo, colocación y donación, el paciente puede permanecer en la unidad incluso dos horas. “Si el paciente es donante de sangre, ya sabemos su número de plaquetas, pero si no, hacemos un hemograma para tener este dato. Una vez que se puede comenzar, cogemos un acceso en la vena basílica o cefálica de cualquiera de los dos brazos. Cuando está todo montado, la máquina empieza a hacer la extracción. Se extraen 180 mililitros de sangre y se separan los tres elementos, hematíes, plasma y plaquetas. La máquina se queda con las plaquetas y devuelve lo demás. Este procedimiento se repite hasta que se consigue el producto que se ha indicado previamente”, destaca la enfermera.

Durante el proceso, deben estar pendientes en todo momento de que vaya bien. En algunas ocasiones, debido al anticoagulante que se utiliza, el paciente puede llegar a sentir que se le duerme alguna parte del cuerpo. Si eso ocurre, se les entrega una pastilla de calcio para que se pase esa sensación. Una vez que acaba la extracción, las plaquetas se trasladan al centro de transfusiones, donde las analizan y preparan porque no duran fuera del cuerpo más de cinco días.

Liderazgo enfermero

Al igual que la donación de sangre, este proceso también lo lideran las enfermeras, que consideran fundamental que la gente conozca sus beneficios para los receptores. “Cada vez hay más trasplantes de médula y hay muchos pacientes oncológicos. Estas plaquetas tienen mucho rendimiento y son más eficaces para este tipo de personas, que se suelen quedar con 10.000 u 8.000 plaquetas, cuando lo normal son mínimo 150.000”, apunta Carmen Alonso.

Su compañera de la unidad, Mª Eugenia Rey, asegura que hay muchos pacientes que necesitan aporte de productos sanguíneos y la gente debe concienciarse. “Tenemos el hospital de día de Hematología en frente y muchos de los pacientes se pasan por aquí después de sus tratamientos para dar gracias a los donantes. Es muy bonito. Son personas que a lo mejor llevan muchos años con nosotros y si no fuera por las transfusiones, no podrían seguir adelante”, comenta Rey.

En este sentido, resalta que siempre hay varios tipos de donantes: “Hay muchos familiares que han sufrido esto y son conscientes de la necesidad; otros saben que hace falta… En definitiva, los donantes suelen ser personas solidarias”. De hecho, ella misma se ha animado alguna vez porque “ves que hacen falta plaquetas y nos cuesta encontrar donantes, así que ya que estamos aquí…”

Aunque las plaquetas se regeneran muy rápido, Carmen y Mª Eugenia citan a los donantes cada tres o cuatro meses. “Me tratan fenomenal, me lo paso muy bien y son gente estupenda y muy preparada. Suelo estar una hora y media y estoy muy a gusto. Para mí es una satisfacción y si esto sirve para ayudar, es mi fin”, dice Virginia Muntán, una conocida de hace años para la unidad.