REDACCIÓN-. Un año después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconociera oficialmente que se estaba produciendo un brote de ébola en África Occidental, el virus no está controlado y se ha cobrado ya más de 10.000 vidas, según informa Médicos del Mundo.
Los tres países más afectados se enfrentan a enormes retos para su reconstrucción en medio de una epidemia que ni siquiera ha terminado. Pese a que el nivel de infecciones ha bajado considerablemente, alrededor de cien casos por semana, muy lejos de los más de mil que se observaron entre noviembre y diciembre del pasado año, la epidemia aún no está controlada. “Las cifras son similares a las de agosto del año pasado”, alerta José Félix Hoyo, vocal de Operaciones Internacionales de Médicos del Mundo, “por lo que bajar la guardia ahora podría implicar un repunte a cifras similares a las que se llegaron a finales del 2014. Aún queda mucho por hacer”.
La ONG se suma a las críticas a la lentitud de reacción de la comunidad internacional y a la falta de recursos garantizados para adoptar medidas adecuadas de prevención en las fases iniciales de baja incidencia que podrían haber evitado la rápida expansión del brote.
“Ocupando los lugares más bajos en los índices de Desarrollo Humano, Liberia, Guinea y Sierra Leona eran un terreno abonado para la expansión epidémica”, explica la nota de Médicos de Mundo. Con un médico por cada 40.000 habitantes en Sierra Leona, el brote ha colapsado unos ya de por sí deficientes y/o inexistentes sistemas locales de salud.
Por otra parte, el pasado viernes Liberia detectó su primer caso de ébola en dos semanas, según informó una fuente gubernamental y Médicos Sin Fronteras (MSF).
La última vez que las autoridades liberianas informaron sobre un enfermo de ébola fue el pasado 5 de marzo, lo que había permitido al país africano disfrutar de dos semanas sin nuevos casos.