ÁNGEL M. GREGORIS.- Con la llegada de la pandemia, María Victoria Sanz, enfermera de Nutrición del Hospital del Henares, en Madrid, tuvo que adaptar su día a día de manera drástica. Ella, como el resto de compañeros y compañeras de su centro y de todo el país. Tras la incertidumbre del primer momento y con la necesidad de continuar los cuidados de la población más allá del COVID-19, surgieron las videollamadas. Zoom, Teams o Skype, entre otras, acercaron la Sanidad a la ciudadanía sin necesidad de acudir a los centros sanitarios para evitar posibles contagios.
De esto sabe bastante la enfermera, que adaptó su programa presencial de educación para la salud con personas con obesidad a formato virtual. Cuatro sesiones, que antes se hacían en la consulta y pasaron a realizarse a través de la pantalla. “La obesidad es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la sociedad y puede derivar en muchísimas otras enfermedades. Además, también tiene una tasa alta de mortalidad, lo que hace imprescindible actuar sobre ella. Así, a través de zoom, damos esa prestación y servicio para seguir trabajando con los pacientes”, explica Sanz.
Tal y como ella misma resalta, en la primera sesión se explican los pilares fundamentales del tratamiento de la obesidad, que es “dieta y ejercicio”. “El objetivo de estas charlas es conseguir que cambien los hábitos porque lo que no queremos es que la gente caiga en las dietas milagro porque no son adecuadas, son desequilibradas y hacen un efecto rebote. Lo que nos interesa es que se cambien actitudes y se consiga el objetivo, mejorar su salud y, al fin y al cabo, la de todo el sistema sanitario”, puntualiza.
En la segunda sesión, muy importante también, la enfermera ahonda en aspectos psicológicos porque “la mayor parte de los pacientes tiene una carga de ansiedad enorme, depresión, se sienten mal consigo mismos”. “Después, buscamos alternativas para identificar lo que es el hambre y les enseñamos a actuar sobre lo que se llama la alimentación consciente y que tengan las herramientas para poder controlar lo que comen. Hay que contarles cómo son las dietas milagro, los productos comerciales que prometen una cosa y no lo son, así como la importancia de que sea una dieta equilibrada”, asevera.
Por último, la enfermera hace una sesión de conclusiones, alimentación, forma de cocinar; en definitiva, trucos para este cambio de hábitos. Aunque ella reconoce que hay que hacer un seguimiento personalizado de cada paciente, expone que algo común para todos debe ser la dieta mediterránea. “Hay que comer de todo, pero de forma equilibrada, hacer las cinco comidas, utilizar verdura, fruta, legumbres, pescado carne (la roja con moderación), evitar el abuso de grasas saturadas. En definitiva, comer con sentido común.
Esto último es lo más importante, ya que la mayoría de los pacientes quieren perder peso a toda costa. “La obesidad es el exceso de porcentaje de grasa y la gente se conforma con ver la báscula bajar de número, pero podemos estar perdiendo músculo y agua. Este es un proceso lento, tienen que aprender para que a largo plazo ellos puedan sentirse plenos y a gusto consigo mismos”, subraya.
Para Sanz, la ventaja que tiene realizar las consultas de esta manera es que cada uno puede conectarse desde donde quiera y no tiene que acudir hasta el hospital “El zoom ha venido para quedarse; nos reinventamos en su momento por la pandemia, pero ahora vamos a tener que dejar muchas de esas herramientas como un recurso más en nuestro día a día”, concluye.