GEMA ROMERO.- “Con la pandemia, después del confinamiento y de las restricciones vimos que había personas mayores que habían tenido un declive funcional importante. A nivel de la vida cotidiana son personas autónomas, pero que habían tenido un declive físico”, explica Sara Plaza, enfermera del centro de salud Pavones en Madrid. Por este motivo decidieron implantar el programa Vivifrail, enmarcado en la Estrategia Europea de Promoción de la Salud y Calidad de Vida, que pretende prevenir caídas por la fragilidad debido a la inactividad física. Consiste en hacer ejercicio en el centro de salud para prevenir la dependencia.
El paciente tipo es una persona vulnerable, que todavía es autónoma, pero que ante cualquier problema de salud o una caída puede entrar en una situación de dependencia. “Tiene que ser mayor de 70 años, tener un índice Barthel de entre 90 y 100, no tener deterioro cognitivo, estar vacunado frente al COVID-19, que estuviera dispuesto a hacer el programa entero y que no tuvieran ninguna patología que les impidiera el ejercicio”, detalla Antonio Izquierdo, también enfermero en el centro de salud Pavones. Para captarles, pusieron carteles en el centro y las enfermeras realizaron una captación activa entre los pacientes susceptibles de ser incluidos en el programa.
Valoración
“No todos los pacientes se pueden beneficiar de este tipo de ejercicio físico. Por eso en la consulta de enfermería primero les hacemos una valoración para saber si cumplen los criterios de inclusión y una serie de pruebas, el SPP, para comprobar la situación física en la que se encuentra ese paciente”, cuenta Plaza.
“El SPP consiste en tres pruebas: una de equilibrio, que es mantener los pies juntos, un poquito separados para ver el tiempo que aguantan. Otra es andar cuatro metros en línea recta y dependiendo del tiempo que tarden, se les asigna una puntuación. También está lo que tardan en sentarse y levantarse de la silla. En función de la puntuación que obtienen se les asigna lo que el Vivifrail denomina un pasaporte, con cuatro niveles diferentes ABC o D, si bien el D lo descartamos porque es para personas dependientes y el requisito es que pudieran acudir al centro de salud”, detalla Izquierdo.
En función de cada pasaporte se adaptan los ejercicios. “No se trata sólo de caminar. Para lograr prevenir la fragilidad necesitamos algo más que eso. Por eso se trata de ejercicios multicomponente en los que se trabaja la fuerza, la resistencia, la elasticidad y el equilibrio”, añade Plaza.
Los seleccionados, en grupos reducidos, deben acudir al centro tres días en semana -lunes, miércoles y viernes-, donde realizan ejercicio en función del nivel que se les ha asignado, supervisados por los enfermeros, durante un total de 12 semanas. El resto de los días tienen que salir a caminar por su cuenta.
Aceptación
Hasta ahora la aceptación ha sido muy satisfactoria. Así, Manuel Ceballos, uno de los pacientes del programa cuenta que “no podía mover las piernas, me dolía mucho. Después de venir aquí he notado mucha mejoría, me muevo mucho mejor”. Para su mujer, Milagros Ejido “no sólo es bueno caminar, también te relacionas con la gente, hablas. Es mucho mejor que estar todo el día sentada en casa”, con el añadido de que también le ha ayudado a perder peso.
De momento ya han realizado dos ediciones, aunque esperan poder continuarlo en el tiempo dado los buenos resultados.