ÁNGEL M. GREGORIS.- Los jóvenes de 20 años que abusan de las bebidas alcohólicas regularmente tienen la presión arterial más alta, lo que puede suponer un aumento del riesgo de desarrollar hipertensión, tal y como resalta una investigación del Hospital de la Universidad de Montreal (Canadá).

Según este estudio, los botellones, en los que se consumen cinco o más bebidas alcohólicas en menos de dos horas, son cada vez más frecuentes entre los adultos jóvenes de entre 18 y 24 años.

Además, han demostrado por primera vez que esta situación puede tener un efecto sobre la presión arterial, lo que hace aumentar el riesgo de desarrollar hipertensión y enfermedades crónicas relacionadas con esta. “Hemos encontrado que la presión arterial de las personas de entre 20 a 24 años que abusan del alcohol era de dos a cuatro milímetros de mercurio más altos que los no bebedores”, afirma Jennifer O’Loughlin, autora principal del estudio publicado en el Journal of Adolescent Health.

Los datos sobre el consumo de alcohol se obtuvieron de 756 jóvenes que también participan en el Estudio de dependencia a la nicotina en los adolescentes desde 1999.

24 años después se recogieron los datos de nuevo para tomar la presión arterial sistólica (presión en las arterias cuando el corazón late, es decir, cuando se contrae el músculo del corazón y debe estar por debajo de 140 milímetros de mercurio. Más de 140 sobre 90 indica que la presión arterial es alta. También se midió la presión arterial diastólica, que mide la presión en las arterias entre latidos del corazón, es decir, cuando el músculo del corazón está en reposo entre latidos.

“Los resultados que hemos obtenido muestran que uno de cada cuatro adultos jóvenes que abusan del alcohol cumple el criterio para la prehipertensión (presión arterial sistólica entre 120 y 139 milímetros de mercurio). Esto es preocupante porque esta situación preliminar puede progresar a la hipertensión y, a su vez, puede causar enfermedades del corazón y la muerte prematura”, cuenta O’Loughlin.

Para luchar contra esta realidad, los investigadores recomiendan que los profesionales sanitarios, entre ellos la enfermería como informadores de la salud, realicen una función preventiva. “Las enfermeras deben preguntar a los jóvenes sobre su consumo de alcohol”, destaca O’Loughlin.

El estudio también reveló que el 85% de los adultos jóvenes que beben en exceso a los 20 años mantienen este comportamiento a los 24. Ahora quieren descubrir si esto sigue siendo así a los 30 años, cuando los jóvenes ya tienen obligaciones laborales y familiares y el consumo de alcohol es menos frecuente.