GEMA ROMERO.- Los trastornos musculoesqueléticos relacionados con el trabajo (TME) prevalecen entre los trabajadores de la salud, en particular entre las enfermeras. Unas lesiones que pueden verse agravadas por factores psicológicos y sociales en función del apoyo que encuentran entre sus compañeros. Así lo demuestra un estudio realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Michigan y la Universidad Estatal de Portland (EE.UU) publicado en la revista Work and Occupations.

En el estudio encuestaron a más de 400 enfermeras de dos hospitales de 29 unidades diferentes para analizar más a fondo el efecto que los factores psicológicos relacionados con el ambiente de trabajo tienen en la salud física.

«Más allá de las exigencias físicas del trabajo, los factores sociales pueden presentar riesgos adicionales para que las enfermeras experimenten dolor muscular y articular en los hombros, brazos, manos y espalda inferior», afirma Chu-Hsiang (Daisy) Chang, profesora asociada de Psicología en la Universidad de Michigan. «Estos tipos de trastornos musculoesqueléticos a menudo empeoran por los sentimientos de ira».

Los factores sociales pueden incluir percepciones acerca de cuánto apoyo está dando una persona a sus compañeros de trabajo y si perciben que reciben el mismo apoyo. Los tipos de apoyo pueden venir en muchas formas, incluso mostrando empatía y preocupación, ofreciendo consejos, orientación y sugerencias, o brindando una mano amiga.

«El desequilibrio se produce cuando las enfermeras creen que el apoyo que han recibido es menor que el que han brindado a sus compañeros de trabajo», sostiene Liu-Qin Yang, profesor asociado de psicología industrial-organizativa en la Universidad Estatal de Portland. «Este desequilibrio hace que las enfermeras se enfaden con sus compañeros y con la situación laboral general».

Según su estudio la tensión emocional aumenta si se produce un desequilibrio, además, en caso de diferencias en el apoyo, especialmente si las expectativas son diferentes, aumentan los niveles de ira, lo que conlleva mayores lesiones musculoesqueléticas. «Si la norma es que todos reciban la misma cantidad de apoyo, entonces una enfermera individual que experimenta un desequilibrio podría preguntarse por qué se la está destacando», dijo Yang. «Se sentirá peor y más enfadada».

Igualdad de trato

Para los autores de este estudio, «los hospitales deben implementar estrategias e intervenciones diseñadas para mejorar el entorno social de las enfermeras», sostiene Chang. «Hacerlo no sólo puede mejorar el bienestar psicológico y reducir su estrés, sino también promover su salud física».

Según la profesora de Psicología de Michigan, los hospitales utilizan una variedad de soluciones para tratar las lesiones, pero se centran más en tareas físicas para eliminar riesgos, como el uso de dispositivos de elevación para ayudar a los pacientes a pasar de una cama a una silla de ruedas. «Asegurar un trato justo o la distribución de la carga de trabajo en un contexto social podría ser una buena estrategia que pueda reducir los sentimientos de disgusto y, en última instancia, tener un efecto indirecto en la reducción de las quejas por lesiones, también», concluye Chang.