ÁNGEL M. GREGORIS.- Después de dos años de parón, Pixar ha decidido que en 2015 tenía que volver a lo grande (Monster University fue su última película en 2013). Tras revolucionar el verano con la maravillosa Del revés (Inside out), su obra maestra sobre los sentimientos, la productora de animación estrena la Navidad con una historia familiar, de amistad y de lealtad protagonizada por un dinosaurio y un bebé prehistórico que tienen que aprender a convivir y a luchar juntos para llegar al final del camino.
El viaje de Arlo consigue eso que tan bien sabe hacer Disney (compañía a la que pertenece Pixar) que es humanizar a los animales. El filme comienza con la premisa de qué hubiera pasado si el meteorito que extinguió a los dinosaurios no se hubiese estrellado nunca contra la Tierra. Pues bien, como buena película de dibujos animados, lo que habría pasado es que estos se comportan, viven y sienten como si fuesen personas.
Arlo nace y crece con una familia feliz hasta que un día se ve inmerso en un viaje extraordinario y peligroso, pero que le hará crecer y aprender de la vida.
Mensaje
Al contrario de lo que pasaba con Del revés, que divertía, emocionaba y enseñaba desde el principio, la primera media hora de El viaje de Arlo se hace un poco tediosa, lo que provoca el despiste de los más pequeños que se encuentran en la sala. Y es que parece ser que Pixar ha olvidado eso de la “animación para niños” y ahora está más centrado en contar historias con un mensaje trascendental. Y esa meta la logra, pero a partir de ahora deberían advertir a los padres con hijos que se distraen con facilidad que igual es mejor quedarse en casa que atormentar a los espectadores que hemos pagado 10 euros para disfrutar del filme.
No soy ni el primero ni el último que lo dice, pero, salvando las distancias, El viaje de Arlo tiene grandísimas similitudes con El Rey León. El padre fuerte, la madre luchadora y hasta las “hienas” pueden verse identificadas en la película. Eso sí, el momento de las “hienas” en Arlo está a años luz de la original.
En definitiva, El viaje de Arlo cumple, pero no sobresale. Y es que los guionistas de Pixar deberían saber que no se puede intentar crear dos maravillas en un solo año.
Un Comentario
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Es verdad que esa inconsistencia nunca llega a ser algo nocivo y que ninguna de esas «aventurillas» a las que hacia alusion antes llegan a ser negativas –si que queda un poco fuera de lugar el momento alucinogeno, pero en si mismo no esta nada mal-, pero esa capacidad de fascinacion que tiene Pixar si que esta ausente, lo cual resulta determinante para que ‘El Viaje de Arlo’ sea al final una mas en lugar de algo especial.