GEMA ROMERO.- “Las enfermeras y matronas, como profesionales sanitarios, deben contribuir a promover la cobertura sanitaria universal y a alcanzar los objetivos de la Agenda de Desarrollo Sostenible”. Bajo esta premisa la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha promovido el debate entre las organizaciones y los líderes de enfermería de todo el mundo para el desarrollo de las nuevas directrices estratégicas para los servicios de enfermería 2016-2020 que acaban de ver la luz.
Al igual que ya pasara con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, todos los programas y proyectos de la OMS buscan fortalecer los sistemas de salud de los países para cumplir con los nuevos objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas. Como explica Alina Souza, asesora internacional del Consejo General de Enfermería, “estas nuevas directrices contextualizan la enfermería de acuerdo a las premisas de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030, de cara a mejorar la salud y el bienestar de toda la población. Así, se establece la necesidad del desarrollo de normativas específicas para enfermería que incidan en los determinantes sociales para reducir los riesgos y favorecer el acceso a los servicios, enfatizado la importante contribución de estos profesionales”. “Además –sostiene esta experta- las directrices señalan la importancia de la formación, de la colaboración y del trabajo participativo con otras profesionales sanitarias”.
Todos los proyectos buscan adecuarse al desarrollo sostenible
Así, en los principios que deben guiar la implementación de estas directrices en 4 áreas temáticas se incluyen acciones éticas para la planificación de los servicios de enfermería basados en la equidad, la integridad, la justicia y respeto a los derechos humanos. Servicios que han de basarse en las necesidades de salud de la población, adaptables y flexibles, en los que se fomente la colaboración interdisciplinar, con estándares que promuevan una formación de calidad y una práctica asistencial accesible y segura.
Por cada una de las áreas se establecen objetivos y las estrategias a nivel central, regional, de países y contrapartes. Se incluye asimismo un calendario de intervenciones e indicadores de cumplimento para cada uno de ellos.
Con estas nuevas directrices se pretende “perfeccionar el impacto de la enfermería en todos los niveles del sistema sanitario, partiendo de la premisa de la importancia de la colaboración con otras profesiones”. Como destaca Alina Souza, en el caso español, ello “requiere seguir evolucionado en la perspectiva de fortalecer sus roles de gestión y participación en políticas en todos los niveles”.
A su juicio, “uno de los principales instrumentos para este fin sería la ampliación de grupos de trabajo en cuestiones específicas para afrontar los nuevos desafíos en la práctica, la educación y la gestión de la enfermería, que permitan dar respuestas a las necesidades crecientes de determinados grupos de población, como los mayores, las enfermedades crónicas, la atención de pacientes agudos, etc. Esto requiere un especial énfasis en el desarrollo de habilidades de desarrollo de políticas y participación de enfermeras en los niveles de decisión”.
En nuestro país es necesario ampliar la visión de la sanidad para asegurar que los servicios de enfermería se centran en las personas. Como ya manifestara Máximo González Jurado, presidente del Consejo General de Enfermería “si queremos tener una sistema sanitario que dé respuesta a las necesidades de salud de la población no hay otro camino que pasar de una sanidad actual centrada en el curar a otra donde el verdadero peso se centre en cuidar. En los últimos años, la esperanza de vida de hombres y mujeres ha aumentado muchísimo hasta superar los 80 años en ambos sexos. Una realidad aún mayor en España, segundo país con mayor esperanza de vida de Europa”. Ante esta situación, “la estrategia sanitaria no debe centrarse en darle más años a la vida, sino en dar más y mejor vida a los años”, ha subrayado el presidente de la organización colegial.
Los servicios han de basarse en las necesidades de la población
Un cambio de modelo asistencial que, para Souza, requiere “fortalecer los sistemas para la planificación e implementación de normativa e intervenciones centradas en las necesidades de salud, asegurando una mayor integración entre la formación en enfermería y los servicios sanitarios”, en la línea marcada por estas directrices, en donde no se puede obviar la necesidad de “definir estrategias para el avance profesional integral, incluyendo los recursos humanos suficientes”.
“Debemos preguntarnos cómo podemos intervenir para facilitar el acceso de toda la población a los servicios sanitarios. Cómo podemos disminuir los riesgos frente a los determinantes sociales de las enfermedades; o cómo fortalecer la autonomía de la enfermería, pero en el marco de un trabajo interprofesional”. Cuestiones todas ellas que exigirán una profunda reflexión en los próximos años si se pretenden seguir los objetivos y estrategias profesionales definidas por la OMS.