MARCOS GÓMEZ JIMÉNEZ.- Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cambio climático puede producir entre 2030 y 2050 un total de 250.000 muertes debido a sus efectos sobre la salud de las personas, siendo ya la principal causa del aumento de las enfermedades respiratorias, cardiovasculares y mentales. Ante este desafío a futuro, el Consejo General de Enfermería (CGE) quiere resaltar, aprovechando que el 24 de octubre se celebra el día Internacional contra el Cambio Climático, el rol de las enfermeras a la hora de proteger la salud planetaria, con un rol firme y proactivo con la promoción de la sostenibilidad y la salud global, así como en la reducción de la contaminación y las iniciativas verdes.
Dado que la “salud planetaria” conecta directamente con el bienestar humano, las enfermeras y los enfermeros deben convertirse en un baluarte de la promoción de estilos de vida sostenibles, prevención y tratamientos de las enfermedades relacionadas con el cambio climático. Esto se fundamenta y potencia desde al trabajo de la enfermería con las comunidades, especialmente con las más vulnerables y las que en un futuro sufrirán de una forma más intensa el impacto de estos cambios en el planeta en su propia salud.
“Las enfermeras deben liderar cambios transformadores que nos acerquen a ver la salud desde un enfoque ‘One Health’ que vincule la salud humana, animal y ambiental”, ha indicado Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería, que además considera que este liderazgo debe darse no solo dentro del sistema sanitario, sino también “a nivel comunitario y en colaboración con otros sectores”, ha añadido Pérez Raya.
“Las enfermeras tenemos por delante un gran reto que es ver al planeta como si fuese nuestro paciente. Al igual de las personas de las que cuidamos, el planeta no está sano y tenemos que velar por él”, explica Silvia Casellas, enfermera del Hospital Universitari de Mollet (Barcelona), que ha colaborado con el CGE en el posicionamiento del organismo en un asunto tan relevante y que afecta a todos. “Somos profesionales que llegan a los más vulnerables, ancianos, niños, embarazadas o personas con enfermedades crónicas quienes pueden ser los más afectados por el cambio climático”, ha recordado.
Asimismo, el CGE quiere que en la revisión que está llevando a cabo del código Deontológico de la Enfermería Española, se reflejen los retos contemporáneos que puedan estar relacionados en mayor o menor medida con la salud planetaria, para protocolizar cómo se debe mitigar con eficacia este gran problema. Uno de estos retos pasa por entender mejor la conexión que existe entre la salud planetaria y la salud mental. “Estudios recientes han demostrado que hay factores climáticos que están relacionados con el aumento de los trastornos de ánimo o la esquizofrenia”, ha mencionado Pérez Raya.
Las enfermeras y enfermeros, como los profesionales sanitarios que se sitúan en la primera línea de la atención a la ciudadanía, deben saber reaccionar y detectar con prontitud esos trastornos que, en muchas ocasiones, se intensifican por el estrés climático. “Somos el vector de unión que puede dar a la ciudadanía los conocimientos necesarios para tener una vida saludable y poder vencer a las enfermedades que están relacionadas con la crisis medioambiental y las olas de calor”, ha explicado Casellas.
Según los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de 2023, las enfermeras son las profesionales que más influyen en los hábitos y comportamientos de la población. Esto también se ve reflejado en su autoridad a la hora de recomendar a los ciudadanos sobre movilidad sostenible, alimentación y otros factores que impactan en la salud planetaria.
Retos
Una de las barreras que impide a las enfermeras alcanzar una mayor influencia a la hora de formular decisiones que aporten para mejorar la salud planetaria es que su presencia en puestos decisivos es escasa (OMS, 2020) lo que se debe, en parte, a una limitación de género, pues casi nueve de cada diez profesionales son mujeres. “Nuestro trabajo siempre ha sido muy infravalorado y en muchas ocasiones no se tienen en cuenta la importancia que tiene dedicarse a los demás. Precisamente, por ser expertas en cuidados tenemos conocimientos en cómo se debe cuidar el planeta”, ha subrayado Casellas.
Esto pone de manifiesto que, para llegar a desarrollar todo el potencial enfermero ante la salud planetaria, se debe modificar la distribución de poder, regulando un programa de liderazgo enfermero para dar más solidez y fortaleza al colectivo en las decisiones políticas de salud.
Asimismo, el CGE considera que el liderazgo enfermero se debe promover más a nivel nacional, regional y mundial. En los foros nacionales de formulación de políticas deben considerar la perspectiva de la enfermería en la adopción de decisiones relacionadas con el sistema de salud.
Por otra parte, otro desafío es la escasez de enfermeras, el cual es un gran problema para España, pero también para el planeta. Según la OMS, se necesitarán 10,6 millones de enfermeras adicionales para 2030 para cubrir las demandas del sistema sanitario.
Esta escasez de profesionales, que el CGE lleva tantos años denunciando, pone en riesgo la capacidad de respuesta que tienen las enfermeras ante crisis ambientales relacionadas con la salud planetaria. Es por esto por lo que el organismo que aglutina a las más de 345.000 enfermeras de nuestro país pide invertir en formación de estas en aspectos relacionados con el cambio climático y la sostenibilidad. “Seguimos luchando para que las enfermeras tomen decisiones informadas que ayuden a mejorar la salud planetaria y sean decisivas en la ‘transición ecológica’ a la que nuestros descendientes se enfrentarán en los próximos años”, ha concluido Pérez Raya.