RAQUEL GONZÁLEZ/REDACCIÓN.- Tras la publicación del informe Situación de las Enfermeras en el Mundo 2020, el Consejo Internacional de Enfermeras -que ha participado en su elaboración junto a la Organización Mundial de la Salud y Nursing Now- ha instado a los gobiernos de todo el mundo a tener “el mismo valor y coraje que las enfermeras que están luchando contra el COVID-19” y digan un “sí” rotundo la implementación de las recomendaciones que de él se derivan y que, en suma, consisten en apostar e invertir en estas profesionales.

El informe, en el que llevan trabajando desde hace meses, pone de manifiesto que faltan enfermeras y que estas trabajan en condiciones muchas veces precarias, con bajos salarios y una gran presión asistencial. Asimismo, se pone el acento en su falta de reconocimiento, de proyección profesional, en los obstáculos para acceder a los puestos de toma de decisión -a pesar de ser la profesión sanitaria más númerosa, 59% del total- y en la discriminación de estas profesionales por cuestión de género -más del 90% de los enfermeros son mujeres-.

Con los datos obtenidos de 190 estados miembros de la OMS, desde el CIE se insta a los gobiernos para que inviertan en la ampliación a gran escala de la formación de enfermeras, se generen nuevos puestos de trabajo y se fortalezca el liderazgo de la profesión.

La presidenta del CIE, Annette Kennedy, ha agradecido la colaboración de las distintas instituciones y ha insistido en el valor de los datos recogidos y las conclusiones que de él se derivan: “Este informe, fundamental, ofrece una descripción basada en la evidencia de los profesionales de enfermería en el mundo y deseo dar las gracias a nuestras Asociaciones Nacionales de Enfermería y a los gobiernos por sus aportaciones para lograr la riqueza de información que contiene. Los datos, por primera vez, nos permiten ver claramente las variaciones en los números de enfermería entre países y continentes y nos muestran dónde es más necesario invertir. El informe será extremamente valioso como referencia para que los gobiernos generen sus recursos de enfermería de manera que todo el mundo pueda beneficiarse del extraordinario servicio que únicamente las enfermeras pueden prestar.”

No hay otra opción

Por su parte, el director general del CIE, Howard Catton, lanzaba la siguiente pregunta:“¿Qué esperan las enfermeras que suceda ahora que disponemos de los datos?”. A lo que él mismo daba respuesta: “Sencillamente, que los líderes políticos se comprometan a implementar todas las recomendaciones del informe. No es algo opcional o bonito para hacer a la luz del COVID-19 sino que es ‘obligatorio’. Este es el Año de la Enfermera y la Matrona, pero no tal como nos lo habíamos imaginado ninguno de nosotros. El brote de COVID-19 es la demostración más poderosa de por qué hemos de apoyar a nuestro personal de enfermería e invertir en él. Instamos a los líderes mundiales a comprometerse para nombrar a una enfermera jefe; a comprometerse para diseñar un plan a largo plazo con miras a fortalecer los sistemas de salud colocando en el corazón de los mismos  la fuerza laboral de enfermería y al personal sanitario, y a garantizar que los trabajadores de la salud dispongan de los equipos de protección individual que necesitan”.

Cooperación Internacional

Asimismo, Catton ha hecho un llamamiento a la cooperación internacional: “Hemos de reconocer que ningún país es una isla; nos encontramos ante una crisis internacional y global, así que tenemos que cooperar entre fronteras para recibir los suministros que tan necesarios son para los trabajadores sanitarios, además de para compartir las mejores prácticas y garantizar que los fabricantes den también un paso al frente para colaborar. La mayor tragedia sería no extraer lecciones de esta pandemia. Tenemos que ver acciones decididas en cuestión de inversión, apoyo y fortalecimiento de los sistemas de salud y de los profesionales sanitarios en el futuro. Instamos a los políticos a demostrar el mismo valor y coraje que las enfermeras que están luchando contra el COVID-19. A que tengan el mismo valor y coraje en su liderazgo político y digan ‘sí’ a la implementación de todas las recomendaciones”.

Argumentos para una década: escasez

Catton ha ido más allá y ha insistido en que este trabajo “ofrece argumentos para una década de acción con vistas a lograr un incremento significativo de la inversión en la formación, los empleos y el liderazgo de la enfermería en el ámbito del esfuerzo mundial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y ofrecer cobertura sanitaria universal y salud para todos. Los datos de 191 países revelan la existencia de 19,3 millones de enfermeras profesionales del total de la fuerza laboral de enfermería, que asciende a 27,9 millones, y que su distribución en el mundo no es uniforme, dado que las ratios enfermera/población son menores en los países de renta media y baja. El informe afirma que para 2030 harán falta 36 millones de enfermeras y que ese objetivo se logrará únicamente si se produce un incremento del 8% año tras año en el número total de graduados de enfermería. En ausencia de dicho aumento, en 2030 habrá una escasez de 4,6 millones de enfermeras, sobre todo en las regiones de África, Sudeste Asiático y Mediterráneo Oriental”.

Discriminación

En cuanto a la discriminación por cuestión de género, el informe señala que un tercio de las enfermeras denuncia que no se las respeta o valora y un cuarto afirma haber sufrido acoso sexual. De ahí, se insiste, la necesidad de implementar políticas de trabajo que sean sensibles con esta profesión que, actualmente, está ocupada en un 90% por mujeres.

Desigualdad por países

Los datos apuntan también cómo las enfermeras de los países de rentas bajas y medias son reclutadas por los países de rentas más altas, lo que da lugar a un desequilibrio en cuanto a la distribución de profesionales. Howard Catton también se ha referido a esta cuestión: “Necesitamos que todos los países se comprometan a ser autosuficientes en el suministro de su propia fuerza laboral. No sólo diciéndolo sino haciéndolo”.

Otro dato importante a tener en cuenta es que “numerosos países tienen una gran cantidad de enfermeras acercándose a la edad de jubilación, por lo que han de emprender acciones urgentes para incrementar el número de estudiantes de enfermería que están recibiendo formación para compensar la inminente jubilación de los miembros más experimentados y valorados de su fuerza laboral. Sin embargo, el CIE desea poner de relieve que, aunque la importancia del reclutamiento y la formación sea enorme, también es fundamental retener al personal actual mejorando las condiciones laborales y la remuneración”.

Una llamada a la responsabilidad

Por último, Annette Kennedy ha hecho un llamamiento a la responsabilidad para que no haya que lamentarse en el futuro: “Dentro de cinco o diez años, echaremos la vista atrás a este informe y podremos detectar las mejoras en materia de salud global que han tenido lugar allá donde se han realizado las inversiones necesarias. Pero también podremos ver aquellos países que, por no haber invertido adecuadamente en su personal de enfermería, les habrán fallado a sus poblaciones. La pandemia de COVID-19 ha demostrado al mundo el valor real de la enfermería. Este es el momento de acciones valientes por parte de políticos valientes cuyas decisiones tomadas en el momento oportuno dejarán una huella en la historia que apreciarán las generaciones venideras”.