ANA MUÑOZ.- El Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) acaba de anunciar la publicación de sus directrices, actualizadas, dirigidas a las enfermeras que trabajan en el ámbito de los cuidados y el control de la tuberculosis, especialmente la multirresistente a los fármacos.
Según explica el organismo en un comunicado, dichas directrices «han sido concebidas para ayudar a las enfermeras en su importante labor de detección de casos de tuberculosis, así como en su tratamiento y gestión». Se trata, en último término, de pulir cuestiones organizativas y establecer un planteamiento enfermero que permita planificar los cuidados que se presta a estos pacientes, con el fin de mejorar su calidad y el acceso a los mismos durante todo el período de tratamiento.
“Las enfermeras son cruciales en la prevención, la detección y el tratamiento de la tuberculosis y la tuberculosis multirresistente a los fármacos”, ha explicado Frances Hughes, directora general del Consejo Internacional de Enfermeras, quien ha recordado que a menudo son ellas las profesionales sanitarias con las que el paciente establece su primer contacto. Por eso, estas guías actualizadas constituyen un recurso muy valioso a la hora de luchar contra la enfermedad sobre el terreno. El CIE aspira a «formar a las enfermeras de manera que estas transmitan la información en cascada a sus colegas de profesión y a otros trabajadores de la salud con el objetivo de mejorar la prestación de cuidados a los pacientes”.
Cada vez más casos
La tuberculosis ha alcanzado proporciones epidémicas en numerosas partes del mundo. Según los datos que maneja y difunde el CIE, casi un millón y medio de personas fallece cada año a causa de esta enfermedad, que se puede curar y prevenir en la mayoría de los casos, incluso en entornos con muy pocos recursos. Las enfermeras trabajan con pacientes afectados de tuberculosis en todos los lugares del mundo y se calcula que unos tres millones de estas profesionales trabajan o están registradas en los 22 países donde se concentra el 80% de los casos. En la mayoría de estos territorios, ellas son el principal proveedor de atención de salud y, a menudo, la única fuente de cuidados, a pesar de que trabajan en sistemas deficientes y con mal acceso a formación, suministros y recursos adecuados.