ÁNGEL M. GREGORIS.- El Consejo Internacional de Enfermeras se ha reunido con representantes de la ONU para analizar la situación actual por la que atraviesa la profesión en estos momentos de pandemia, además de poner en común cuáles son los retos de futuro para fortalecer y restablecer la Sanidad mundial, siempre con la presencia de las enfermeras. Representantes de enfermería de 4 países, entre ellos España, han compartido experiencias y han presentado, en una rueda de prensa ante más de 20 periodistas convocados desde la ONU, el informe Formación y fuerza laboral de enfermería emergente en la pandemia de COVID-19, en el que se desprenden algunas de las carencias a las que se enfrenta el mundo si no se buscan soluciones.

Entre los datos más escandalosos se encuentra la cantidad de países que interrumpieron la formación, tanto de los estudiantes como de las enfermeras ya graduadas, retrasando enormemente la llegada de nuevos profesionales que puedan continuar y avanzar en los cuidados y el trato de la sociedad. Hasta un 73% de las asociaciones de enfermería que participan en el informe reconocen que se retrasará la graduación de los profesionales, situación que podría afectar a la oferta y desarrollo del personal de enfermería.

“En España tuvimos muchos problemas para que los estudiantes pudieran realizar las prácticas clínicas porque muchas universidades tuvieron que suspenderlas, así como pasar a la modalidad de clases virtuales, pero también se canceló la formación continuada de las enfermeras por culpa de la pandemia”, ha afirmado José Luis Cobos, vicesecretario general del Consejo General de Enfermería, que ha explicado en la rueda de prensa que el Gobierno de España tuvo que habilitar una norma para que lo estudiantes de último curso pudieran ser contratados en la figura de auxilio sanitario, que ayudaría a los profesionales titulados.

La pandemia por COVID-19 ha puesto de manifiesto el trabajo de las enfermeras, visibilizando la profesión en todos los niveles. Es por este motivo por el que un 30% de los participantes en el informe han señalado que se ha visto un incremento en el número de solicitudes para cursar programas de enfermería, sobre todo en los países de renta alta. Este interés, que en principio sería una buena noticia, queda deslucido porque “sigue habiendo dificultades como la injusta remuneración y las malas condiciones laborales”. “Nosotros venimos denunciando desde hace muchos años la situación que viven las enfermeras en nuestro país. Somos, de nuestra región europea, el país con una de las ratios enfermera/ciudadano más bajo”, ha explicado Cobos.

En este sentido, ha reconocido que la situación se ha visto agravada porque el colectivo ha estado muy afectado durante la pandemia por los contagios, fallecidos y la falta de protección. De hecho, el CIE estima que en los próximos años harán falta entre 10 y 14 millones de enfermeras en todo el mundo, dependiendo del impacto final que tenga la crisis sanitaria.

Además de contar con nuevos graduados, para el CIE también es importante luchar para que cada país sea autosuficiente, para así evitar un éxodo entre regiones y un abandono de la profesión por agotamiento. “Desde el Consejo General, estamos analizando y promoviendo acciones para que se implementen políticas que faciliten el retorno de las enfermeras españolas que están fuera. Por ejemplo, facilitando el alojamiento o contratos duraderos, son algunas de las propuestas que hacemos. Además, creemos imprescindible motivar e incentivar a las enfermeras que trabajan aquí para que la desmotivación y las condiciones precarias no sean motivo de abandono de la profesión”, ha reseñado Cobos, que ha puntualizado también la necesidad de contar con enfermeras líderes en los puestos de decisión política porque “muchos nos dicen que somos las mejores, pero necesitamos liderazgo en las altas instancias”.

Retención

Howard Catton, director general del CIE, ha destacado la necesidad de que las administraciones inviertan en formación y puestos de trabajo para mejorar la retención del personal de enfermería actual y abordar la escasez global. En este punto, Myrna Doumit, representante del Líbano en la reunión, se ha mostrado muy preocupada porque “en mi país estamos perdiendo a las enfermeras con estudios superiores, que se marchan del país y perdemos la espina dorsal del sistema”. “El problema en el Líbano no es el número de enfermeras, sino la retención de estas”.

De la misma forma ha hablado Grete Christensen, presidenta de la Asociación de Enfermeras de Dinamarca, que alerta de que “uno de cada cinco estudiantes y uno de cada cuatro recién graduados tiene dudas de si seguirá en la profesión dentro de cinco años”.

En definitiva, el CIE y las instituciones que lo componen consideran primordial cuidar a las enfermeras, mejorando su formación, sus condiciones laborales y su seguridad, imprescindible para que puedan continuar realizando el trabajo de la mejor manera posible.

Por su parte, la presidenta del CIE, Annette Kennedy, ha puntualizado que “las enfermeras han tenido un año terrible pero quizá por primera vez en la historia los ciudadanos han visto en detalle los traumas a los que se enfrentan y los efectos que estos tienen en su salud y su bienestar. Los gobiernos deben actuar rápidamente para garantizar itinerarios marcados hacia la enfermería de manera que podamos comenzar a reclutar a la próxima generación lo antes posible. Ser enfermera es el trabajo más gratificante de la Tierra, pero las enfermeras también han de poder pagar sus recibos y alimentar y sostener a sus familias”.