REDACCIÓN.- La pandemia por COVID-19 ha causado ya más de 3,5 millones de muertos en todo el mundo. Una crisis que ha afectado enormemente a los sistemas sanitarios de todos los países y que ha trastocado para siempre la vida de la población. Esta enfermedad es la tercera causada por coronavirus en los últimos 20 años y, a pesar de las numerosas advertencias recibidas, muchos países no estaban preparados para enfrentarse a este reto, tal y como asegura el Consejo Internacional de Enfermeras, que con motivo del Día Mundial de estas profesionales han lanzado el documento “Enfermería: una voz para liderar. Una visión de futuro para la atención de salud”.
Históricamente, las crisis de salud global han provocado grandes cambios en la forma de dispensar atención sanitaria y la COVID-19 ha obligado a pensar y a aprender de los fallos y éxitos, así como a prever cómo diseñar mejores sistemas de salud capaces de ayudar a las personas. Esta transformación pasa, indudablemente, por las enfermeras.
“La pandemia ha potenciado la visibilidad de las enfermeras como nunca antes, poniendo de relieve que son indispensables para la atención sanitaria, además de ser la espina dorsal de todos los servicios de salud. Las enfermeras están en primera línea, trabajando para educar, investigar, prevenir, tratar y cuidar de las personas”, afirman Annette Kennedy y Howard Catton, presidenta y director general del CIE.
A pesar de su dedicación, miles han fallecido en todo el mundo a causa de esta enfermedad, ya que muchas se han enfrentado a los cuidados de los pacientes sin equipos de seguridad. “Las enfermeras no son ángeles ni superhéroes, son seres humanos y tienen las mismas necesidades y derechos que cualquier otra persona”, apuntan.
A través de 60 páginas de informe, se analiza la situación actual y se dan las claves para mantener una sanidad fuerte y robusta con la acción de las enfermeras.