REDACCIÓN.- El Día Mundial de la Salud Mental se celebra cada año con el fin de concienciar sobre los problemas de salud mental que afectan a mil millones de personas en todo el mundo. A pesar de las estrategias para gestionar y prevenir los trastornos mentales, muchas personas no buscan ayuda a causa del acceso limitado a la atención necesaria y por el estigma asociado.
Las enfermedades mentales afectan a personas de todas las edades, géneros, niveles socioeconómicos y a todos los rincones del planeta. Sin embargo, en todo el mundo, los servicios de salud mental a menudo están plagados de estigma y discriminación y, como resultado, acaban teniendo menos financiación de la necesaria y siendo inaccesibles para las personas que los necesitan desesperadamente. Por tanto, este día es una oportunidad para poner de manifiesto el papel de valor incalculable que desempeñan las enfermeras registradas de cara a promover la salud mental, prevenir enfermedades mentales y prestar atención de salud mental centrada en las personas. Las enfermeras son el mayor colectivo profesional que trabaja en este ámbito.
El enfoque de este año en la prevención del suicidio es especialmente bienvenido a causa del elevado número de casos que se producen en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud calcula que hasta 800 000 personas se quitan la vida cada año, una cada 40 segundos, lo cual es una estadística verdaderamente asombrosa y alarmante. «La salud es un derecho humano que se deber aplicar por igual a los problemas de salud tanto física como mental. Los servicios de salud mental históricamente han recibido poca financiación y poca prioridad, lo cual implica que la cuarta parte de la población que sufre problemas de salud mental tiene que esperar demasiado tiempo para recibir ayuda, tratamiento o apoyo, o no recibirá ninguna ayuda en absoluto», ha explicado Howard Catton, director general del CIE.
Dificultades
El impacto de no recibir tratamiento adecuado y a tiempo ejerce una enorme presión en las personas, así como en sus familias y amigos, y rápidamente puede provocar que se produzcan oda una serie de problemas, en particular de carácter social, aislamiento, laborales, así como dificultades financieras. «Esta falta de servicios de salud mental es una forma de discriminación que puede ocasionar violaciones de los derechos humanos básicos de las personas y es necesario ponerle fin. Todos hemos de hablar más acerca de la salud mental y los gobiernos han de invertir más en los servicios y en las enfermeras que logran que estos funcionen sin complicaciones. Las enfermeras actúan como defensoras de los pacientes y desempeñan un papel fundamental en la prevención y eliminación de situaciones de abuso y maltrato en relación con las personas que padecen enfermedades mentales», ha expuesto Catton.
Y es que el CIE está preocupado por la omnipresencia del estigma y la discriminación asociados a la salud mental y por sus consecuencias negativas en el bienestar de los pacientes, las familias y la sociedad en general. El desarrollo de servicios de salud mental en el futuro debe estar enfocado a servicios plenamente integrales e integrados en las comunidades locales para prestar los mejores cuidados lo más cerca posible de casa.