REDACCIÓN.- Una vez que parece controlada la terrible pandemia de COVID-19, el Colegio de Enfermería de Madrid denuncia que “nos estamos encontrando con una segunda y lamentable tragedia que ahonda todavía más en todo este horror, la inmadurez de la clase política para reflexionar sobre la manera en que se ha gestionado la crisis”. “Es el momento de tomar conciencia y asumir responsabilidades para no volver a cometer los mismos errores. Una sociedad avanzada como la nuestra debe asimilar todos y cada uno de sus desastres, sin eludir ningún debate, por duro que pueda ser”, resaltan.

Tal y como destacan, “los ciudadanos estamos asistiendo a una guerra política sin cuartel que no respeta ya ni la vida de las personas y esto es inadmisible desde el punto de vista sanitario, humano y moral”. “Parece como si quedara lejos la batalla librada contra la Covid-19 y los miles de personas a las que les ha costado la vida. Estamos presenciando un debate vergonzoso en lo referente a protocolos, borradores, correos, órdenes y contra órdenes que se pretende resolver con el ‘y tú más’, utilizando a los ancianos como moneda de cambio”, apuntan.

Desde el Colegio de Enfermería de Madrid recuerdan que desde el principio de la crisis han denunciado que buena parte de lo ocurrido es la consecuencia de la falta de medios y de profesionales que arrastramos desde hace lustros, hasta el punto de poner patas arriba todo el sistema sanitario.

En relación con la asistencia que deberían haber recibido las personas mayores que viven en residencias, es hora de asumir que estas personas no son solo ‘residentes’ sino que son, en su mayoría, ‘pacientes’. Por lo tanto, hay que enfrentar de una vez por todas que “no podemos dar una atención sanitaria tal como estamos haciéndolo ahora: sin medios ni equipos de profesionales adecuadamente dimensionados”.

En el ámbito concreto de la enfermera en residencia es aún más evidente. Ha quedado demostrado que el aumento de carga de trabajo ha traspasado todas las barreras que cabía esperar, a nivel profesional, físico y anímico, entrando de lleno en los parámetros de la heroicidad. Algo inaudito porque en las residencias el cuidado enfermero es el eje fundamental de la atención de las personas mayores.

“Queremos recordar, una vez más, que la enfermera en residencia lidera de forma sistemática y organizada la coordinación de todo el proceso de los cuidados. Desde su formulación hasta su puesta en práctica con cada paciente. La valoración enfermera de necesidades, deficiencias, recursos y posibilidades es fundamental para garantizar una correcta asistencia sociosanitaria”, subrayan.

En este sentido, el colegio recuerda que “en España tenemos reconocida la especialidad de enfermera geriátrica. Una especialidad que no entendemos cómo todavía no se ha implantado en su totalidad en los centros sanitarios y residencias- tanto públicas como privadas que corresponda- cuando son precisamente estas enfermeras especialistas las que están capacitadas para enseñar, supervisar, investigar, gestionar y liderar los cuidados de los ancianos en situaciones complejas. Una figura con plena capacidad para asesorar en todos los niveles sociosanitarios. Sin embargo, y al seguir sin categorizarse los puestos de trabajo como especialistas, las contrataciones continúan realizándose como generalistas”.

“Este es el debate importante, el de verdad, el de tomarse en serio las necesidades reales que existen en las residencias. Estamos hablando de personas vulnerables y frágiles que tienen todo el derecho a recibir los cuidados adecuados igual que los demás. Estamos hablando de ajustar los recursos humanos profesionales, como es el caso de la enfermera en residencia. Porque no se trata de que estas profesionales tengan que ser héroes a costa de su salud y de su vida, con las consecuencias añadidas que tiene para los pacientes. Se trata de afrontar en serio los problemas de nuestro sistema sanitario”, puntualizan.