MARINA VIEIRA.- En 2019 la Policía Nacional contabilizó 294 profesionales sanitarios que denunciaron haber sido agredidos física o verbalmente en nuestro país, de los cuales tan sólo 61 eran enfermeras. Los datos se corresponden con las denuncias efectuadas y contrastan significativamente con los recogidos por el Observatorio puesto en marcha por el Consejo General de Enfermería, que sólo entre sus profesionales contabilizó cerca de 1.469 agresiones en 2018 y se prevé que en 2019 esta cifra sea incluso aún mayor. Unos datos muy superiores a los que registran las Fuerzas del Orden y que se explica por la ausencia de denuncia en Comisaría de muchas de las agresiones que sufren las enfermeras/os.
El motivo reside, explicaba esta mañana el presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya, tras conocer los datos presentados por la Policía, en que la mayoría de los profesionales, sobre todo cuando se trata de agresiones verbales, no se atreven a denunciar y el Observatorio incluye casos con denuncia y sin denuncia ante la Policía. “La situación de la profesión de enfermería en los centros sanitarios es preocupante. A veces, la agresión se produce a la vez a médicos y enfermeras al mismo tiempo. Insistimos permanentemente en que se denuncie todo tipo de agresión que no sea exclusivamente física sino también verbal. En dos ocasiones hemos tenido sentencias de agresiones verbales que han sido juzgadas y que han supuesto dos años de prisión a los agredidos. Sabemos que no todo el mundo denuncia y que es difícil saber por provincia cuántas son las que se producen”, ha afirmado Florentino Pérez Raya.
Una situación que tal y como ha explicado Javier Galván, interlocutor policial sanitario, constituye un problema de concienciación: “los que más denuncian son los médicos, después las enfermeras y después los técnicos. De una manera importante los médicos están más concienciados que el resto de las profesiones sanitarias”.
Según los datos recogidos por la Policía en 2019, las agresiones a profesionales sanitarios que han sido objeto de denuncia no entienden de género y de las 322 víctimas contabilizadas el número de mujeres ha sido ligeramente superior. En 2018 el 55% de los casos eran mujeres y en 2019 lo han sido el 58% de ellos. Sin embargo, dado que el porcentaje de mujeres en enfermería alcanza el 85% y esta es la profesión más afectada por las agresiones y más numerosa del Sistema Sanitario, es de suponer que si todas las que han sido objeto de una agresión lo denunciaran, el balance sería muy diferente.
En los últimos años, se viene registrando un incremento de conductas violentas hacia los profesionales sanitarios. Para hacer frente a este escenario y ayudar a las enfermeras ante situaciones de este tipo, en 2018 el Consejo General de Enfermería puso en marcha el Observatorio Nacional de Agresiones a Enfermeros, una iniciativa fruto de su colaboración con las Fuerzas de Seguridad del Estado, con las que trabaja conjuntamente en este campo y que permite, mediante un sencillo formulario, disponible en la web del Consejo General de Enfermería, registrar la agresión. Este trámite, además, puede hacerlo tanto el profesional que ha sido víctima del maltrato como su Colegio profesional.
Desde el Observatorio Nacional de Agresiones a Enfermeros se anima a los enfermeros a denunciar cualquier situación de agresión. Algo que tal y cómo han presentado en el informe de agresiones a sanitarios de la Policía Nacional incide en la reducción de agresores ya que, de los 322 agresores denunciados, ninguno ha vuelto a reincidir.
El interlocutor policial nacional sanitario
El Observatorio, ha señalado Florentino Pérez Raya, “es una muestra más de nuestro compromiso con este problema. Tenemos que atajar esto ya, es intolerable e inadmisible cualquier tipo de conducta vejatoria hacia nuestros profesionales y para ello, hace ya más de un año que las profesiones sanitarias trabajamos junto a Policía y Guardia Civil para poner en marcha acciones que contribuyan a erradicar este tipo de violencia”. Entre ellas, la figura del interlocutor policial nacional sanitario, que se encarga de coordinar, cooperar, desarrollar y ejecutar las actuaciones relacionadas con cualquier manifestación de violencia o intimidación a personal sanitario. Es, asimismo, la persona de contacto permanente con los representantes de los centros médicos, colegios profesionales y autoridades territoriales competentes.
Formación para la prevención
En esta línea de trabajo, la Policía ha presentado hoy el balance de las sesiones que ha impartido en 2019 en todo el territorio para prevenir las agresiones a sanitarios, más de 10.000 profesionales sanitarios han sido formados durante este año a través de más de 200 jornadas formativas donde pudieron aprender distintas técnicas de contención verbal y escucha activa, fundamentales ante un paciente o familiar que potencialmente agresivo. El presidente del Consejo General de Enfermería ha hecho hincapié en la importancia de estas acciones: “ayer, en una reunión de la Comisión Ejecutiva acordamos un amplio plan de formación que vamos a impartir por toda slas ciudades de España. Hemos hablado con los responsables, con Javier Galván como máximo responsable y nos van a ayudar para que esta formación llegue al mayor número de profesionales de cada provincia y podamos así minimizar el riesgo que sufrimos”.
Como diplomada universitaria en enfermería, sin estar en activo, me separo un poco de esa visión donde el foco está en lo manifestado por agresividad relacionada con falta de información y aprendizaje de la población ( incluido profesionales) en el manejo de sus emociones. Se están aplicando medidas preventivas y correlativas a la agresión verbal y física. Totalmente necesarias a día de hoy pero esas acciones sólo son paliativos. Cómo podemos ofrecer como profesionales en el bienestar personal que no sólo es físico sino también , mental, emocional, social un enfoque o curas que promuevan esa responsabilidad personal de bienestar, hablando de bienestar emocional independientemente de las situaciones que se vivan?!Estamos dejando pasar una oportunidad para generar un diagnóstico enfermero que ya es real :, Alto riesgo de individualidad y comunidad peligrosa en las relaciones sociales manifestado por agresividad, frustración, egocentrismo, suicidios,…relacionado con una falta de conocimientos en el manejo de sus emociones ante las circunstancias externas.Posiblemente esta visión no sea personal, esté más presente en much@s profesionales y existan ya grupos que se estén formando primero en ellos para entender realmente en su experiencia, como mantener el propio bienestar ante situaciones adversas. Nos relacionamos en base a lo que sentimos y de ahí se genera una conducta. Cómo podemos hacer para que esto sea prioritario y trasladarlo a las consultas de salud comunitaria?!Me gustaría ver más artículos que se dirijan en esta dirección.Puedo estar equivocada pero puede que los profesionales de salud estemos más inmersos en demostrar nuestra valía profesional que es excelente y estemos descuidando el rol principal, donde la responsabilidad del bienestar o salud es del propio individuo y este debe empezar por un buen manejo-comprensión de su salud mental y emocional en las actividades de la vida diaria. A nivel de medidas educativas y praxis en él área de salud física ( prevención primaria, secundaria y terciaria) el trabajo que se ha hecho es ????????y se seguirá mejorando. Tenemos que darnos la oportunidad de contemplar este diagnóstico enfermero comunitario porque esta falta de conocimientos no es exclusiva o sucede en áreas de trabajo. Está en los hogares, en los trabajos, en las escuelas. Somos una sociedad extraordinaria pero bastante peligrosa individualmente y colectivamente sin ser conscientes que nos maltratamos diariamente. Los modelos de V.H fueron creados para el área física porque eran momentos de guerras. Pueden sernos útiles si los utilizamos como diagnósticos adaptados a nuestra era y empezamos a cultivar y formarnos en el autoconocimiento de áreas mentales y emocionales. Si nuestra pirámide poblacional se está invirtiendo y habrá un aumento de lo que conocemos como crónicos, hay que revaluar dónde podemos ser más eficaces, eficientes y si, obtener mayor efectividad. Porque un individuo que se conoce y sabe entenderse en lo emocional-mental, no lo hace inmune a las enfermedades pero dispone de muchos recursos propios para volver a su bienestar individual, en el menor tiempo posible. Los pocos recursos humanos, económicos disponibles actualmente para lo realmente prioritario a nivel de prevención primaria,secundaria y terciaria precisan de esta visión actual porque tod@s de un modo u otro, estamos enfermos.