ANA MUÑOZ.- Desde que la Enfermería dejó de estar sometida a un antiguo techo académico y se constituyó como Grado universitario, con la posibilidad de obtener el doctorado, muchos enfermeros se han lanzado a la investigación. Aun así, cuando el acceso al doctorado era imposible por el camino de la Enfermería, algunos de ellos optaban por cursar otras carreras con plan de licenciatura para poder así presentar sus tesis. Eran trabajos defendidos por enfermeros licenciados en Antropología, Medicina, Farmacia, etc. pero enmarcados en el ámbito de los cuidados. Ahora esas soluciones alternativas son parte del pasado. El techo académico se rompió por fin con la transformación de la diplomatura en Grado y ya cualquier enfermero diplomado puede acceder a un programa de doctorado.
Normalmente, cuando un enfermero decide emprender una investigación, ya sea para elaborar una tesis doctoral o en el ámbito asistencial, asume que será una actividad que tendrá que realizar en el tiempo que le deja el trabajo en su unidad, ya que lo habitual es que no disponga de un tiempo de dedicación exclusiva a la investigación durante su jornada laboral. Investigar desde la perspectiva enfermera se convierte, por tanto, en una actividad vocacional que requiere de gran iniciativa. Tener una idea, decidir cómo abordar el problema, seguir una metodología, superar el filtro de un comité de ética y lograr la financiación son sólo algunos de los escalones que tienen que subir los enfermeros investigadores antes de llegar a su objetivo final: la traslación a la práctica de los resultados obtenidos para que el paciente sea el principal beneficiario.
Más trabajos que nunca
Sólo durante el año pasado el Hospital Clínic de Barcelona presentó unos 100 trabajos de investigación enfermera en congresos nacionales e internacionales. La cifra de proyectos llevados a cabo por enfermeros en este centro hospitalario se ha duplicado en los dos últimos años, según explica Ester Risco, enfermera de Apoyo a la Investigación. Su hospital, el Clínic de Barcelona, es el centro sanitario español mejor posicionado en los rankings mundiales de instituciones de investigación en salud. “La enfermería del Hospital Clínic está cada vez más preparada en cuanto a metodología científica, con formación de máster y de posgrado. En consecuencia, en los últimos años ha aumentado el número de proyectos liderados por enfermeros, que logran, en algunos casos, financiación por parte de diferentes entidades públicas y privadas”, explica. “Las publicaciones científicas también han aumentado entre los profesionales de enfermería. Además, actualmente tenemos nueve doctores enfermeros en nuestro hospital y otros 24 profesionales matriculados en programas de doctorado”.
Hay más proyectos liderados por enfermeros»
Las cifras también son muy positivas en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, uno de los ejemplos contados en España que tienen una unidad exclusivamente dedicada a la investigación enfermera. En ese centro se presentaron, sólo entre los años 2012 y 2013, 54 trabajos de investigación llevados a cabo por enfermeros en el ámbito de cuidados. Entre los temas preferidos: oncología, infección de catéteres, cuidados críticos, urgencias, lactancia materna y dolor, según los datos proporcionados por el propio hospital.
Unidades de apoyo
Conscientes de que el trabajo de estos enfermeros investigadores suele ser el germen de grandes avances, cada vez más hospitales crean unidades de apoyo a su investigación, aunque en España todavía existen pocas. Una de ellas está en el Hospital La Paz de Madrid. Alfonso Gil, su responsable, explica que “contribuimos a la formación del personal, damos apoyo en la metodología en los diseños a la hora de que los proyectos pasen la revisión del Comité de Ética, ayudamos en la estadística (que es el campo donde el personal sanitario se suele encontrar con menos recursos) y asesoramos en la búsqueda de financiación. Además, difundimos todo lo que se hace dentro del hospital, así como los congresos o jornadas que pueden ser interesantes para los investigadores”.
Sin embargo, la Unidad de Apoyo a la Enfermería del hospital en el que trabaja Alfonso Gil es todavía desconocida para muchos profesionales. “Estamos yendo unidad por unidad para intentar localizar a gente que esté interesada en recibir información relacionada con la investigación y de esa forma crear un directorio. Tenemos que explicarles en qué consiste la Unidad de Apoyo y en qué podemos ayudarles, porque no todos lo saben”.
Estamos obligados a conocer la mejor evidencia científica»
Se trata, en definitiva, de promover los aspectos en investigación propios de la enfermería y de fomentar la integración de los enfermeros en equipos multidisciplinares que se dediquen a la investigación. Por el momento la acogida por parte de los profesionales está siendo muy positiva. La enfermería, como cualquier otra disciplina, desarrolla y genera conocimiento a través de la investigación y cada vez más enfermeras la reconocen como parte integrante de su rol laboral. “También intentamos que la investigación sirva para que los sanitarios sean capaces de hacer búsquedas y utilizar la mejor evidencia disponible en un momento determinado. Porque los sanitarios no estamos obligados a investigar, pero sí estamos obligados a conocer la mejor evidencia científica para ponerla en práctica”, explica Alfonso Gil.
Dificultades
A pesar del impulso de los programas de doctorado y las unidades de apoyo, la investigación enfermera sigue siendo menos cuantiosa que la de otros colectivos, como los médicos. Los obstáculos para la investigación enfermera suelen ser siempre los mismos: falta de recursos (la caída de la financiación a raíz de la crisis económica ha sido notable), falta de información y falta de tiempo para dedicarse a ella.
Faltan recursos, información y tiempo»
En 1980 se creó el Fondo de Investigación Sanitaria (FIS), una agencia de investigación de carácter público cuya finalidad es promover y apoyar iniciativas de investigación. Sin embargo, no fue hasta siete años más tarde cuando el FIS incluyó a profesionales de enfermería en sus comités de evaluación técnica y reconoció la capacidad investigadora de las enfermeras al abrir sus ayudas “a todo aquel que pueda aportar algo a un mayor conocimiento de la salud de la población, siempre que lógicamente aplique el método científico en su tarea profesional”. Fue en esta época cuando las unidades de investigación de los hospitales empezaron a contratar profesionales de enfermería.
Financiación
Según los últimos datos aportados por el FIS, las materias objeto de investigación con mayor partida presupuestaria dentro del campo del estudio de enfermedades fueron los tumores malignos, las enfermedades neuropsiquiátricas, las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades infecciosas (64% sobre el total). Las subcategorías que mayor financiación recibieron fue-ron el VIH/Sida (3,2%), el cáncer de mama (3,1%), la cardiopatía isquémica (2,9%) y las enfermedades cerebrovasculares (2,3%).
Un dato relevante que da una idea de la escasa inversión que se hace, en general, en investigación en España, es que de los 54 proyectos presentados en dos años en la Unidad de Investigación Enfermera del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, sólo cinco recibieron financiación. En cuatro de los casos esa financiación fue pública; en uno, privada.
Otra prueba de la necesidad de invertir más en I+D+I es que sólo cuatro centros —el Hospital Clinic de Barcelona, el Instituto de Salud Carlos III de Madrid, el Hospital Universitario Vall d’Hebrón de Barcelona y el Hospital Universitario de La Paz de Madrid— están incluidos entre los 1.000 organismos de investigación sanitaria españoles más relevantes del mundo, en los puestos 562, 877, 925 y 995, respectivamente.
Con estos datos sobre la mesa, no es de extrañar que los enfermeros que deciden dedicar parte de su tiempo a la investigación encuentren grandes dificultades para obtener los recursos económicos necesarios.
Testimonios
Alicia Cerón, enfermera de Medicina Interna en el Hospital Carlos III de Madrid: “Analizamos el riesgo percibido en la atención a pacientes con ébola”
“Somos un grupo de 18 enfermeras y enfermeros trabajando sobre la experiencia que hemos tenido al tratar casos de ébola, tanto casos confirmados como casos en estudio y contactos de riesgo. Ahora que han pasado unos meses de la crisis, de la vorágine que vivimos en primera persona, hemos sentido la necesidad de sentarnos a reflexionar sobre todo lo que ha pasado.
Tenemos varias líneas de trabajo abiertas y estamos por decidir en cuál nos vamos a enfocar. Estamos trabajando en analizar el riesgo percibido por nosotros en aquel momento, algo que nos condicionó muchísimo y nos marcó a lo largo de todos estos meses no solamente en nuestro trabajo, sino también en nuestra vida personal.
Que seamos Grado va a abrir una puerta muy importante»
Desde los primeros casos que atendimos, que fueron simples sospechas, contamos con manuales de procedimientos y con indicaciones de organismos internacionales sobre cómo teníamos que hacer nuestro trabajo para que nuestra salud no corriera ningún riesgo. Sin embargo, y sobre todo a partir del contagio de una de nosotras (Teresa Romero), hubo una evolución de la sensación de riesgo que teníamos. Esa evolución es la que nos gustaría analizar.
Hasta que no ha terminado todo este proceso tan intenso que vivíamos no solamente dentro del hospital, sino cada vez que salíamos a la calle, no nos hemos puesto a investigar. Llevamos un par de meses haciendo búsquedas bibliográficas y pensando cómo queremos enfocar el trabajo.
Investigamos altruistamente y en nuestro tiempo personal porque no tenemos un tiempo específicamente dedicado a ello en nuestro trabajo ni tampoco trabajamos exclusivamente con casos de ébola. Es lógico que la enfermería investigue poco, empezando porque hasta hace poco éramos diplomados y teníamos un techo que no podíamos sobrepasar. El hecho de que ahora seamos Grado va a abrir una puerta muy importante. Otro elemento que dificulta la investigación es la falta de especialización de la enfermería y que los puestos de especialidad no estén adjudicados. Es difícil que puedas ahondar en un tipo de pacientes o en una serie de cuidados específicos si tu trayectoria profesional es tan incierta”.
Juan josé Arévalo, enfermero de Neurología del Hospital La Paz de Madrid: «Buscamos patentar un producto contra la diarrea asociada a la nutrición enteral»
“Mi actividad como investigador comenzó hace unos cuatro o cinco años. Es algo vocacional, igual que la enfermería. Desde pequeñito me gustaba recoger datos, analizarlos, en-tender cómo funcionan las cosas y solucionar problemas. Tuve esa inquietud desde la carrera. Cuando saqué mi plaza y tuve la oportunidad de elegir el hospital de destino, sabía que La Paz era un buen sitio porque era un hospital consolidado en investigación.
Cuando empecé no había Unidad de Apoyo, así que busqué un grupo de investigación ya consolidado, formado fundamentalmente por médicos. Me sirvió para abrirme camino, pero el papel del enfermero en la práctica asistencial es diferente al de ellos y sus intereses, por lo tanto, también. Ahora, con la Unidad de Apoyo a la Investigación en Enfermería se entiende mejor qué necesitamos y qué déficits tenemos, a pesar de que España es un país donde no tenemos las mismas facilidades que en otros lugares. Dentro de eso, hospitales como el mío han demostrado una actividad investigadora constante y con relevancia internacional.
Ahora trabajamos en intentar desarrollar un producto que nos ayude a prevenir las diarreas asociadas a la administración de nutrición enteral. Después de un largo proceso de investigación, hemos ideado un producto que queremos testar para ver si es eficaz y patentarlo para poder comercializarlo posteriormente.
Desde pequeño me gustaba recoger datos»
Para investigar hacen falta conocimientos, tener ciertas habilidades como la capacidad de análisis estadístico, etc. También es muy importante tener tiempo. Creo que desde los hospitales se nos debería habilitar un espacio en nuestra jornada laboral para centrarnos en investigar y no distraernos, por así decirlo, con la actividad asistencial. Creo que los médicos tienen más facilidad para reservarse ciertos periodos de tiempo, más o menos prolongados, para dedicarse a investigar, pero con la actividad asistencial de enfermería, que es constante y a demanda, es muy difícil conseguir esos momentos exclusivos.
Por otro lado, yo soy diplomado y antes, en las diplomaturas, no había formación específica en investigación. Por eso, mi formación ha sido prácticamente autodidacta: leyendo, haciendo cursos, aprendiendo de otros compañeros. Creo que ahora, con el Grado y el doctorado, esa situación está cambiando y lo veremos en unos años”.