GEMA ROMERO.- Lo que más estrés genera en los estudiantes de Enfermería, especialmente a los de los cursos superiores, en sus prácticas clínicas es meter la pata por no tener suficientes conocimientos y que su falta de destaza pueda tener consecuencias negativas o producir daño al paciente. Así se desprende del estudio “Factores desencadenantes de estrés en los estudiantes de enfermería durante sus prácticas clínicas en la Escuela Universitaria de Enfermería A Coruña”, publicado en la revista Metas de Enfermería por M.ª del Carmen Yera y M.ª Inmaculada Gómez.
Para llegar a esta conclusión realizaron un estudio descriptivo transversal, con el cuestionario KEZKAK, entre los alumnos matriculados en la Escuela de La Coruña en el curso 2010-2011, aunque añadieron algunos ítems nuevos. En total participaron 115 alumnos, el 87% mujeres.
El estrés por cursos
Así, a los alumnos de 1º, que todavía no habían realizado prácticas, lo que creían que les causaría más estrés sería “meter la pata”, junto con “la relación con el profesor responsable de las prácticas en la escuela”. En segundo curso, -que ya sí habían realizado prácticas- “picharme con una aguja infectada”, seguido de “encontrarme en una situación de urgencia”, es lo más estresante. En tercero, “Meter la pata” vuelve a aparecer en primer lugar, seguido de “No encontrar el médico cuando la situación lo requiere”. Por último, a los alumnos de cuatro lo que más les estresa es “pincharme con una aguja infectada”, y se produce un tripe empate entre “Meter la pata”, “Tener que estar con la familia del paciente cuando este se está muriendo”, y “Encontrarme en una situación de urgencia”.
Para las autoras del estudio, los alumnos de los últimos cursos son lo que tienen un mayor nivel de estrés. Como explica M.ª del Carmen Yera “esto podría explicarse porque las competencias prácticas son de mayor complejidad a medida que el alumno avanza en sus estudios y la responsabilidad de su trabajo aumenta, pero también hay que tener en cuenta que la percepción de estrés que tienen los alumnos de primero es hipotética, ya que en este curso los alumnos no tienen prácticas clínicas en el hospital”. Por ello, dado que lo que les genera estrés varía en función del momento formativo “sería enriquecedor un estudio longitudinal” que ya se están planteando realizar.
Por otra parte, las relaciones personales con tutores, compañeros o pacientes no les parecen preocupantes, pero sí la incertidumbre de no saber qué lugar ocupa dentro del sistema y la sobrecarga horaria de prácticas y teorías. Elementos todos ellos introducidos por las autoras en el cuestionario.
Solución al estrés
”Iniciativas como dotar a los alumnos de habilidades de comunicación, realizar simulaciones en el aula de afrontamiento de situaciones generadoras de estrés y mantener una relación activa entre profesorado y tutores en los centros de trabajo, así como la formación específica de estos en habilidades formativas, podría ayudar a disminuir el estrés de los alumnos y facilitar el aprovechamiento de las prácticas clínicas”, comenta M.ª del Carmen.
Cuestiones que esta enfermera del hospital HM Modelo de Coruña conoce a la perfección. No en vano, es reciente su etapa formativa, pues presentó su estudio como trabajo de Fin de Grado en 2012. En su caso, “las situaciones que recuerdo como más estresantes en mis cuatro años de formación fueron el enfrentarme a la muerte de algunos de mis pacientes; el temor a realizar mal mi trabajo, sobre todo en la etapa realizada en atención primaria, donde tenía más autonomía en las tareas que debía realizar; la sensación de ser un poco invisible para los profesionales en alguno de los servicios en los que estuve; y algunos casos de pacientes en los servicios especiales en los que trabajé donde, ante la gravedad de su estado y la complejidad de sus cuidados, el temor a cometer algún error era mayor”, finaliza Yera.