ALICIA ALMENDROS.- La pandemia de COVID-19 ha provocado un retraso en el diagnóstico de enfermedades y su causa es multifactorial. Ahora, con el objetivo de impulsar y compartir conocimiento en relación con la atención recibida durante la pandemia por las personas con enfermedad crónica o síntomas cronificados en España que contribuya a generar un cambio efectivo en las políticas sanitarias, la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) ha presentado el “Informe del Observatorio de la Atención al Paciente 2020”.
Pilar Aparicio, directora general de Salud Pública, Calidad e Innovación del Ministerio de Sanidad, ha sido la encargada de inaugurar la presentación online dejando claro “que este virus se ha cebado más con las personas más vulnerables sobre todo a la hora de acceder a los centros sanitarios, algo que ha repercutido en la calidad de atención que se puede dar a los pacientes”. Asimismo, Carina Escobar, presidenta de la POP, ha asegurado que “si el sistema nacional de salud ya necesitaba reformas ahora se hace más evidente”.
Y es que, según datos recogidos en estudios realizados por la Asociación Española Contra el Cáncer o por la Sociedad Española de Neurología, entre otras, debido a la pandemia, uno de cada cinco pacientes con cáncer no ha sido diagnosticados o se les ha detectado tarde; se han reducido un 40 por ciento los casos de intervencionismo por infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST; y el Código Ictus se activó un 28 por ciento menos en marzo de 2020, en comparación con el mismo mes del año anterior. “Estamos muy preocupados por los retrasos en el diagnóstico porque si antes tardábamos entre tres y seis años en tener un diagnóstico de nuestra patología crónica esta situación lo agrava aún más. Por lo que es necesario reforzar el sistema asistencial una vez finalice la tercera ola de contagios”, ha añadido Escobar.
En la presentación han participado además Paloma Casado, subdirectora general de humanización de la asistencia, bioética e información y atención al paciente de la Comunidad de Madrid; María Llanos, directora general de planificación, eficiencia tecnológica y atención al paciente de la Consejería de Sanidad de la Comunidad Valenciana; José Soto, presidente de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa) y Francisco José Sáez, coordinador de trabajo en gestión de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (Semg).
Más inversión
Ante esos retrasos también se ha pronunciado el coordinador del Grupo de Trabajo en Gestión de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG): “Existen dificultades tanto para acceder a las consultas de Atención Primaria, como de derivar a los pacientes a los hospitales para la realización de pruebas diagnósticas. Pero recordemos que seguimos sin recuperar el nivel de inversión que había en sanidad pública desde el año 2008”.
“El motor de nuestra mejora sois los pacientes y si no empujáis el sistema al final nos volvemos cómodos y tendemos a tener una resistencia al cambio. Es cierto que la escasez de recursos afecta, pero en estos últimos meses todos tenemos la vista puesta en el COVID-19, tanto a nivel profesional como personal, y eso se traduce en restar importancia a otros aspectos. En los hospitales tenemos menos disponibilidad de tiempo y de espacios para ver a los pacientes ya que, entre otras cosas, se ha dificultado el acceso libre a los mismos para evitar contagios. De hecho, si antes cada hora se veían, por ejemplo, a seis pacientes, ahora se ve a cuatro, por lo que es más fácil que los pacientes se acumulen esperando pruebas diagnósticas o consultas”, ha argumentado José Soto, presidente de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa).
El informe de la POP ha puesto de manifiesto que sólo el 53% de los pacientes ha podido seguir con el tratamiento en su centro sanitario, y que el 25% ha tenido dificultades para conseguir la terapia que necesita en la farmacia comunitaria.
“Debemos facilitar la entrada a esa primera puerta que es la Atención Primaria y quizás también tratar de dotar de más capacidad de resolución a primaria para que ellos puedan hacer algún avance y relacionar interconsultas consiguiendo así un diagnóstico más rápido”, ha apostillado la directora general de planificación, eficiencia tecnológica y atención al paciente de la Consejería de Sanidad de la Comunidad Valenciana.
Por su parte, la subdirectora general de Humanización de la Asistencia, Bioética e Información y Atención al Paciente de la Comunidad de Madrid ha plasmado que “no sólo nos debe preocupar la asistencia sanitaria que se presta a los pacientes, sino también todo lo que no se ve y que contribuye a la mejora del diagnóstico y del estado del paciente como, por ejemplo, fomentar el autocuidado y su participación en la toma de decisiones, así como manejar el miedo”.
Nuevas tecnologías
Otro de los temas abordados en el trabajo de la POP ha sido el uso de las nuevas tecnológicas, evidenciando que el 27,5% de los pacientes son atendidos a distancia y el 45,5% de forma mixta. Al respecto, Gálvez ha lamentado que el sistema sanitario no haya estado preparado para abordar este cambio ya que, de hecho, se han producido modificaciones en la adherencia de pacientes crónicos durante la pandemia debido a que la cita telemática no se ha realizado con calidad.
Ante esto, desde la organización se ha destacado la necesidad de implantar sistemas de información compartidos y de mejorar y potenciar la telemedicina, ya que puede ser una herramienta para «flexibilizar y facilitar» la comunicación entre los pacientes y el sistema sanitario, así como preservar la relación profesional entre el profesional sanitario y el enfermo.
Respecto a la coordinación asistencial, según el informe, el 63% de los pacientes dice que ha sido «regular» o «malo/muy malo», aunque durante la pandemia se ha acentuado la coordinación entre Atención Primaria y hospitalaria y se han puesto en marcha algunas iniciativas de coordinación entre el sistema sanitario y social para priorizar la atención a las personas más vulnerables.
Finalmente, el trabajo ha reflejado que, durante la pandemia, el 47% de las organizaciones de pacientes considera que ha aumentado la demanda de información, el 59% tuvo que modificar sus servicios y el 24% prevé una reducción de un 32 por ciento de ingresos para este año.