ALICIA ALMENDROS.- Desinfección, ponerse y quitarse el EPI, gel hidroalcohólico… Así turno tras turno. Los enfermeros y enfermeras se han enfrentado estos meses a una carrera de obstáculos en la que el COVID-19 no les ha permitido descanso. Una carrera en la que compiten en equipo contra un virus del que nada se conocía hasta hace poco más de un año y en el que el traspaso de información entre sanitarios es clave para la supervivencia de los pacientes.
Un traspaso de información que se da principalmente durante el conocido “pase de turno”. Es decir, durante la transferencia o traspaso entre profesionales de la responsabilidad de la atención y cuidados de un paciente mediante la transmisión de toda la información clínica relevante que atañe a su proceso. Un “pase de turno” más importante si cabe en las UCI-COVID donde los pacientes pasan de un estado moderado a un estado muy grave en cuestión de horas. “El pase de turno siempre ha sido importante en las unidades de cuidados intensivos, pero ante una enfermedad nueva como esta y que afecta prácticamente al 100% de los pacientes ingresados en las UCI actualmente supone más concentración, más intensificación y más gente”, aclara Sofía Bedmar, enfermera de la UCI del Hospital Universitario de Móstoles (Madrid). “El momento del traspaso de esta información es considerado un proceso de alto riesgo que podría comprometer de forma grave la seguridad de nuestros pacientes, de tal modo que el papel de las enfermeras resulta determinante pues la calidad asistencial de las instituciones depende en buena medida de la intercomunicación entre sus profesionales. Esta información resulta crucial para la continuidad de los cuidados y la toma de decisiones correctas en cada momento sobre las necesidades de los pacientes y poder así garantizar la seguridad”, añade Francisco José Cabello, enfermero referente de Seguridad del Paciente de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba. “Y es el personal de enfermería el encargado de la transmisión y recepción de dicha información, aunque es importante, si la carga de trabajo lo permite, que el resto del equipo intente estar presente en este intercambio”, especifica Mª. Eugenia Félix, supervisora de UCI del Hospital Virgen de la Salud de Toledo.
Adaptación
Las actuales circunstancias sanitarias que vivimos han hecho a los sanitarios tener que adaptarse a escenarios hasta ahora desconocidos e impensables derivados del desbordamiento de la demanda asistencial de un paciente muy concreto. “Pero de sobra es sabida la resiliencia del personal sanitario, capacidad que nos permite seguir proyectándonos a pesar de acontecimientos desestabilizadores y condiciones difíciles de trabajo a las que esta pandemia nos ha sometido. De este modo, hemos tenido no sólo que hacer frente a esa demanda asistencial extraordinaria, sino que también hemos seguido atendiendo a pacientes críticos de otras patologías tal y como lo veníamos haciendo de manera habitual”, comenta Cabello.
El cambio de turno de enfermería es el proceso de comunicación mediante el cual el personal de enfermería entrante y saliente de un turno intercambia información sobre la situación clínica y plan de cuidado de los pacientes. Información de significativa relevancia para la continuidad de los cuidados de enfermería en todos los servicios. Este traspaso de información está dentro de las prácticas habituales de enfermería y se trata del intercambio de información escrita y oral entre profesionales. El que era responsable hasta ese momento y el que será responsable a partir de ahora. En ese espacio de tiempo se informa al turno entrante de los pacientes que se tienen a cargo y cualquier incidencia ocurrida, garantizando así la calidad y continuidad de los cuidados de enfermería. “Aunque esa transferencia de información es un proceso estandarizado que ya se llevaba a cabo antes de la pandemia, es cierto que se han introducido algunos cambios exigidos por las condiciones actuales, especialmente en lo que respecta al contenido de la información transmitida, el espacio físico donde se realiza o el tiempo dedicado a la misma”, explica Cabello. “Ha habido un incremento notable en la cantidad de datos a transmitir, ya que son pacientes críticos muy cambiantes sometidos a numerosos procesos, técnicas y tratamientos a lo largo de un turno de trabajo. Esta circunstancia eleva por ende el tiempo dedicado al traspaso de esa información”, añade.
Todo está protocolizado para que nada se quede en el aire. “Transmitimos la información de una forma muy concisa. Lo solemos hacer de manera protocolizada para que no se nos escape ningún tipo de información que sea importante: hemodinámica, respiratorio, neumológico, metabólico… Y así evitamos que se pierda información de algún paciente”, subraya Mercedes Ruiz, enfermera de la UCI del Hospital Universitario de Móstoles (Madrid).
Cabello explica que en su UCI, por ejemplo, llevan a cabo el método ISOBAR, recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS): “Identificación del paciente y de los profesionales responsables de la asistencia; situación del paciente en cuanto a cambios producidos o situaciones a vigilar; observación de los signos vitales y pruebas realizada; background o antecedente relevantes tales como alergias; acordar un plan en cuanto a tratamiento, cuidados, qué se ha hecho ya, qué queda pendiente de realizar y Read-back, es decir, confirmar la eficacia de la transferencia”.
Espacio de intercambio
Después de haber puesto en común dicha información se pueden evaluar las necesidades y cuidados de los pacientes y, de esta manera, distribuir las cargas de trabajo con el fin de minimizar los riesgos y mejorar la seguridad de estos. Una vez realizada la distribución de los pacientes, cada miembro del equipo de enfermería se dirige a su puesto asignado para comenzar a aplicar los cuidados planificados que engloban los cuidados básicos de enfermería, administración de fármacos, colaboración de procedimientos diagnósticos y terapéuticos entre otros.
El espacio físico donde se lleva a cabo también se ha visto modificado. “Las condiciones de aislamiento de los pacientes han hecho que en este momento de la comunicación entre los profesionales no pueda realizarse estrictamente a pie de cama del propio paciente, limitados por el establecimiento de los circuitos de zonas limpias y sucias”, expone el enfermero de UCI del Hospital Reina Sofía de Córdoba.
“Pero a la vez, durante el cambio de turno en la UCI, nos topamos con problemas para transmitirnos información como puede ser el ruido que existe en la unidad. Estos pitidos constantes hacen que no escuchemos bien y tengamos que hablar mucho más alto o a veces incluso parar ese traspaso de información porque ha saltado el aviso de algún respirador, por ejemplo”, explica Bedmar. “Ahora, además, hay que sumarle el uso de mascarillas, que son una barrera añadida”, sostiene. “Una de las principales barreras que nos encontramos en la transmisión de la información es la carga de trabajo, ya que nos impide realizarla de forma tranquila, en un espacio con poco ruido y con la atención del personal puesta en la recepción de la información, lo que es bastante complicado con la carga de trabajo derivada de la atención a pacientes COVID. Otra barrera importante son las interrupciones. En la unidad de UCI el traspaso de información se realiza en el mismo espacio en el que están ingresados los pacientes por lo que las detenciones y muy especialmente el ruido provoca interrupciones en la transmisión de la información, con las consecuencias que pueda tener”, afirma María Plasencia Gómez, enfermera de UCI del Hospital Virgen de la Salud de Toledo. “Además, el COVID-19 es una patología que, si la comparamos con otros distrés respiratorios, avanza mucho más rápido, es mucho más cambiante, por lo que son pacientes más complicados de tratar”, apostilla.
Duración
Este traspaso de información suele durar unos 20 minutos, dependiendo del ritmo de la unidad. “Si algún paciente empeora, hay que parar, pero por norma general solemos tardar unos 15 o 20 minutos. Y en él participamos las enfermeras de ambos turnos por un lado y las auxiliares por otros; y luego ponemos todos los puntos en común. Es un momento de compartir”, argumenta Ruiz. “Otro factor para tener en cuenta es si venimos de librar o no, ya que si hemos estado dos días librando hay que hacer un repaso más a fondo del evolutivo del paciente”, prosigue la enfermera.
En condiciones normales cada profesional es responsable de los cuidados de sus pacientes asignados, logrando así una atención más humanizada y personalizada. “No obstante, las UCIs son servicios especializados donde el trabajo en equipo resulta indispensable, tanto por las exigencias actuales como por la complejidad de los cuidados. De este modo, en el pase de turno intervienen todos los profesionales de enfermería de tal forma que todos ellos dispongan de la información concerniente a los pacientes y puedan actuar en consecuencia y en consenso con el resto del equipo a la hora de la toma de decisiones”, argumenta Cabello.
La complejidad del virus
La evolución del paciente con COVID depende de muchos factores: edad, patologías previas, factores de riesgo… “Pero desde el inicio de esta pandemia nos hemos tenido que enfrentar a pacientes con una infección hasta ahora desconocida y con una evolución a veces muy rápida en el tiempo, incluso en un mismo turno. Esto supone el paso de una situación de estabilidad a un estado crítico con necesidad de técnicas invasivas de ventilación mecánica. Además, esta evolución va marcando las decisiones a tomar y los tratamientos y procedimientos a aplicar”, expone Cabello. Un escenario muy cambiante que obliga a una vigilancia permanente sobre los pacientes. “Las UCI son servicios donde nuestro trabajo diario está dedicado al cuidado de pacientes críticos donde la vigilancia es permanente, pero en estos momentos esta vigilancia se hace más intensa si cabe”, finaliza el enfermero del Hospital Reina de Córdoba.