RAQUEL GONZÁLEZ ARIAS.- El proyecto Paciente Activo Asturias (PACAS) nace en 2014 y se integra en la Red de Escuelas para la Ciudadanía. Su objetivo, nos cuenta Marta Pisano González, coordinadora del Programa desde la Dirección General de Cuidados, Humanización y Atención Sociosanitaria de la Consejería de Salud de Asturias, reside en hacer frente a la cronicidad y para ello “trabajamos activamente en la capacitación de los personas para que emprendan hábitos y acciones que mejoren su calidad de vida y control de la enfermedad”.
Desde su puesta en marcha hasta que estallara la crisis del coronavirus habían pasado por los talleres del programa más de 2.000 pacientes. La dinámica era sencilla, aunque con mucho trabajo de fondo, y consistía en formar a pacientes y cuidadores para que fueran ellos quienes impartieran los talleres presenciales a aquellos que se encontraran en su misma situación. Pero, como explica Marta Pisano, “llegó el covid, hubo que suspenderlos y, a continuación, nos encontramos con un aluvión de información, de dudas, de incertidumbres y de preguntas. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que debíamos reaccionar y decidimos ir un paso más allá y hacer vídeos que dieran respuesta a todas esas cuestiones y que se pudieran difundir por redes sociales”.
Como explica el director general de Cuidados, Humanización y Atención Sociosanitaria de la Consejería de Salud de Asturias, Segio Valles García, “desde el inicio de esta pandemia, uno de los objetivos de la Consejería era el proporcionar información veraz a nuestras ciudadanas y ciudadanos. En este sentido, la iniciativa Paciente Activo, con la realización de esta serie de vídeos divulgativos nos es de gran utilidad porque proporcionan información útil, veraz y contrastada”.
Los vídeos parten del mismo concepto que los talleres. “Como ya teníamos una amplia red de personas que colaboraban con nosotros como monitores o que habían hecho los cursos, les pedimos que dieran el salto a hacer estos vídeos”, explica Marta Pisano.
Trabajo de fondo
Son vídeos caseros, sencillos, pero detrás hay mucho trabajo y un equipo integrado por tres coordinadoras, Delia Peñacoba y Raquel Vázquez, junto a Marta Pisano; Ana Menéndez, psicóloga experta en catástrofes; Rocío Coto, enfermera de la Dirección General de Cuidados asturiana; y Elisa Alonso, de la Fundación Obra Social Montepío. “Antes de hacer cada vídeo, nos reunimos para priorizar los temas que vamos a tratar. Una vez seleccionados, buscamos qué dicen al respecto la evidencia científica y nuestra institución sanitaria. A continuación, elaboramos un guión y nos grabamos nosotras. Después, pedimos a los pacientes que se graben ellos dando los mensajes desde su casa. Hay mucho trabajo detrás. Además, hacemos una simplificación del lenguaje que se emplea y vamos repitiendo aquellos mensajes que consideramos más importantes”. El resultado, vídeos caseros pero basados en la evidencia, cortos y directos, que se comparten rápidamente y, para ello, nos dice Marta Pisano: “la sistemática de difusión es siempre la misma: primero desde la institución, es decir, desde las redes sociales de la Consejería, y luego nosotros lo difundimos desde ahí”. Conscientes de que no todo el mundo se maneja en redes sociales, crearon también un Canal de Youtube, “Actívate por tu Salud”. El resultado, 37 vídeos a día de hoy que, de media, alcanzan las 4.000 visualizaciones cada uno.
Estos vídeos, nos dice Marta Pisano, han tenido además un efecto con el que inicialmente no contaban y que ha sido, en sí mismo, muy positivo: “los pacientes se han volcado de verdad en hacer estos vídeos porque para ellos ha sido muy importante ver que podían hacer algo útil más allá de quedarse en sus casas. El modo en que se han involucrado ha sido para nosotros muy importante”.
El origen
El origen de este y otros programas de este tipo se remonta a hace más de treinta años y nos lleva a Estados Unidos, concretamente a la Universidad de Stanford. Allí, el psicólogo canadiense Albert Bandura y la enfermera Kate Lorig se unieron para crear un proyecto en el que, nos cuenta Marta Pisano, “lo más importante era que las personas se creyeran capaces de hacer cosas. Bandura unió sus dos grandes teorías psicológicas: una, basada en cómo yo soy capaz de algo y puedo alcanzar un objetivo de salud o de otra cuestión; y otra, la teoría del aprendizaje vicario, es decir, si tú que tienes unas condiciones similiares a las mías eres capaz de hacer algo, yo también lo soy”. Ligaron su programa a un proyecto de investigación y vieron que era muy eficaz: “de un lado, tenía un impacto positivo en las personas: comían mejor, hacían más ejercicio, pensaban en positivo… ; de otro, suponía una reducción del coste sanitario”. Así que el modelo, nos dice Marta, “comenzó a extenderse por todo el mundo y llegó también a Asturias. Hasta ahora, hemos hecho talleres presenciales, pero estamos trabajando ya en su adaptación al modelo on line”.
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