ÁNGEL M. GREGORIS.- ¡Atención, spoiler! Si alguien va a ir al cine a ver El regreso de Mary Poppins para escuchar de nuevo el mítico Supercalifragilisticoespialidoso, que se ahorre el paseo y el dinero, porque no la cantan. Aparte de ese pequeño desliz, que, por cierto, no habría costado nada incluirla para hacer feliz a más de una generación que bebieron los vientos por la niñera más famosa del cine, el filme nos hace volver al mundo fantástico del clásico de Disney más de medio siglo después del estreno de la original. En tiempos de remakes, el gigante audiovisual ha preferido no repetir la historia de hace 50 años y se ha lanzado a continuarla con una secuela, decisión que se agradece. En esta ocasión, la cuidadora llega a la casa para hacerse cargo de los hermanos Banks (20 años después) y ya de paso de los hijos/sobrinos de estos. Los dos niños y la niña, al principio recelosos de verla allí, terminan encantados de tenerla y vivirán, de la mano de Poppins, experiencias parecidas a las que ya vivieron su padre y su tía.

Relevo de actrices

Por un despiste del padre, la casa familiar pende de un hilo y, si no recuperan un papel importantísimo, tendrán que entregársela al banco. Así es como empieza la historia y todos juntos tendrán que luchar para revertir esta situación. En cuanto a los actores, Emily Blunt toma el relevo de manera sobresaliente a la inigualable Julie Andrews y se agradecen un par de apariciones estelares a lo largo de la película, que hacen sonreír a toda la sala.

La estela de la original es dura y pesada y aunque El regreso de Mary Poppins logra animar una tarde de cine, es complicado quitarse la losa de la verdadera y amada Mary Poppins. Las canciones, por ejemplo, nunca llegarán a hacer historia, ni se llevarán el Oscar a la mejor banda sonora como ya hiciesen las de 1964. Blunt, aunque muy bien, tampoco levantará la estatuilla y, probablemente, ni esté entre las nominadas. Es bonito que Disney, bajo la batuta del director Rob Marshall, haya decidido dar una continuación a un relato que marcó la vida de muchos niños, pero las comparaciones son odiosas y la nueva Mary Poppins convence, pero no destaca.