RAQUEL GONZÁLEZ ARIAS.- Datos preliminares de un estudio prospectivo multicéntrico, publicados en The Journal of Clinical Medicine, han puesto de manifiesto que un buen entrenamiento del paciente en el cateterismo vesical intermitente a cargo de enfermeras expertas en urología repercute en una elevada tasa de adherencia terapéutica que se traduce, asimismo, en una mayor autonomía y mejor calidad de vida.
En el estudio (Quality of Life and Autonomy in Patients with Intermittent Bladder Catheterization Trained by Specialized Nurses), en el que participan 24 hospitales españoles con una muestra de 99 pacientes, los beneficios se vieron al mes de iniciar el aprendizaje. Según Guillermina Ferrández-Franco, enfermera de la Consulta de Urología del Hospital General de Alicante y que participa en este trabajo, “los resultados, en solo un mes, han sido aplastantes” y es que la adherencia al tratamiento mejoró en el 87% de los participantes.
Asimismo, se observaron mejorías significativas relacionadas con la calidad de vida de estos pacientes y es que el estudio pretende no sólo analizar el impacto de la intervención enfermera en cuanto a adherencia al tratamiento sino también en cuanto a variables como la autonomía del paciente y la mejora de su calidad de vida atendiendo a la esfera laboral, familiar e íntima.
“En este período inicial, hemos visto que los pacientes reducían su nivel de ansiedad y depresión y mejoraba su calidad de vida”, subraya Ferrández-Franco y es que, apunta, “el hecho de ser conocedores de lo que les pasa y del tratamiento que necesitan así como el hecho de administrárselo ellos mismos, les permite evitar complicaciones tales como uretrorragias, sangrados, infecciones urinarias de repetición…”.
En la capacitación del paciente en el cateterismo vesical intermitente, el apoyo de la enfermera es fundamental porque, como explica Ferrández-Franco, “gracias a esa educación terapéutica conseguimos que el paciente sea protagonista de su propio proceso de salud y eso le hace sentir una gran satisfacción, conseguimos que su vida sea plena porque sondarse ya no va a ser un problema”. En este sentido, destaca otro dato y es que “al inicio del estudio sólo el 13% de los pacientes se veía capaz de realizarse el tratamiento a sí mismo; al mes, este porcentaje se había elevado a un 67%. Esto tiene un claro impacto en su autonomía y en su autoestima”.
El estudio se ha diseñado para un año de seguimiento de los pacientes y ahora queda por ver los resultados durante el mismo. Este, destaca Ferrández-Franco, “va a ser el estudio más completo que sobre este tema se haya hecho en nuestro país, no existe otro igual ni aquí ni en el ámbito internacional sobre el impacto del sondaje vesical intermitente. Estamos muy satisfechos con los resultados preliminares y estamos seguros que de aquí saldrán muchas más evidencias sobre el día a día de nuestros pacientes que nos van a aportar muchísima información sobre qué es lo que estamos haciendo bien, mal, dónde mejorar…”.