REDACCIÓN.- El cerebro de los niños con autismo tiene grandes diferencias estructurales con el de las niñas que sufren la misma enfermedad, tal y como se destaca en una de las investigaciones publicadas en la revista Molecular Autismo. Según el estudio, estos trastornos son más frecuentes en hombres que en mujeres, con un sesgo masculino sobre femenino de dos o tres sobre uno. Este descubrimiento revela nuevos datos sobre el papel de las hormonas sexuales prenatales y el “efecto protector femenino” ante la enfermedad.

“El autismo siempre ha sido percibido como una enfermedad que afecta con más frecuencia a los hombres y, por lo tanto, las investigaciones se centran poco en las mujeres, por lo que se corre el riesgo de que la literatura científica y clínica proporcione una comprensión parcial si se basa sólo en el autismo masculino”, afirma Meng-Chuan Lai, del Centro de Investigación del Autismo de la Universidad de Cambridge en Reino Unido. A pesar de esta situación, destaca que no es un problema sólo masculino y es importante delinear el papel que el género juega en las características de la enfermedad para determinar “tanto la capacidad para identificar la enfermedad como comprender mejor su desarrollo psicológico y biológico”.

Los investigadores del Instituto MIND de la Universidad de California, en Estados Unidos, encontraron diferencias entre niños niñas con autismo al mirar la organización de las fibras en el cuerpo calloso, el mayor haz de fibras nerviosas del cerebro.

Un total de 139 niños de entre tres a cinco años con autismo (112 varones y 27 mujeres) y 82 con desarrollo típico (53 varones y 29 mujeres) se sometieron a la investigación en la que se les realizó una resonancia magnética para estudiar el patrón de las fibras nerviosas que se proyectan desde el cuerpo calloso a diferentes regiones del cerebro.

Así es como hallaron diferencias y vieron que aunque tanto los hombres como las mujeres con autismo tienen alteraciones en las regiones del cuerpo calloso conectado al lóbulo frontal, el patrón de alteraciones era diferente entre ambos sexos.
En particular, los varones presentan regiones del cuerpo calloso más pequeñas que conectan con la corteza orbitofrontal, que está implicada en el procesamiento emocional y la toma de decisiones relacionada con la recompensa. Por el contrario, las mujeres con autismo poseen regiones del cuerpo calloso más pequeñas que conectan con la corteza frontal anterior, que participa en la “función ejecutiva”, como la planificación.

Por este motivo, el estudio sugiere que tanto hombres como mujeres con la enfermedad deben ser evaluados por separado y no suponer que comparten el mismo patrón de la estructura atípica del cerebro. Asimismo, el trabajo resalta que estas diferencias se establecen en el desarrollo temprano, antes de los tres años de edad.

Uno de los puntos estudiados por los investigadores fueron también las diferencias que había entre hombres y mujeres con autismo y sin él. “Encontramos que había diferencias entre las chicas con autismo y las que no lo tenían y los chicos con la enfermedad y sin ella”, explica Christine Wu Nordahl, profesora de la Universidad de California Davis, en EE. UU., que destaca que las chicas sufren el autismo de manera más severa que los chicos en comparación con la gente del mismo sexo que no tiene el trastorno.

En otro estudio, investigadores de la Universidad George Washington, de Estados Unidos, encontraron diferencias de género entre los niveles del gen ‘Rora’ en el cerebro. Este regula muchos genes relacionados con el autismo, incluyendo el que influye en los niveles de testosterona prenatal, un factor de riesgo para el autismo.

En esta ocasión, se demostró que los niveles de proteína Rora son más altos en los cerebros de las mujeres en comparación con los hombres, proporcionándoles a ellas una defensa contra la deficiencia del gen, que es lo que hace a los varones más vulnerables al autismo.

La teoría de que existe un mecanismo de protección del cerebro femenino contra el desarrollo del autismo se desprende en dos nuevas investigaciones en las que científicos de la Universidad de California, en EE. UU., analizaron el riesgo de sufrir la enfermedad en hombres y mujeres en más de mil familias y la velocidad en la que el trastorno apareció en los hermanos de los afectados.

En este sentido, los resultados mostraron mayores tasas de autismo en los hombres en comparación con las mujeres, pero también detectaron un riesgo significativamente mayor de autismo para los hermanos de las mujeres con autismo, en comparación con los hermanos de los varones con autismo.

Los investigadores afirman que esto apoya la hipótesis del “efecto protector femenino” porque las mujeres con autismo llevan una mayor carga genética que predispone a desarrollar la enfermedad, en comparación con los varones. Esta mayor predisposición genética puede ser hereditaria y significa que los hermanos de las mujeres con autismo tienen más probabilidades de presentar autismo, según destacan los investigadores.