REDACCIÓN.- Los ciclistas que utilizan casco tienen un 58% menos de probabilidades de sufrir una lesión cerebral grave tras un accidente, en comparación con aquellos que no se protegen la cabeza, tal y como resalta una investigación realizada en la Universidad de Arizona, Estados Unidos, y presentada durante el Congreso Clínico del Colegio Americano de Cirujanos. Tras analizar los registros de 6.267 pacientes que sufrieron un traumatismo craneoencefálico tras un accidente de bicicleta, se vio que poco más del 25% llevaba puesto un casco.
“Es un hecho que los cascos ayudan a prevenir problemas en la cabeza si tienes un accidente, pero la verdadera cuestión era demostrar que si tienes un contratiempo con la bicicleta y sufres algún traumatismo, el uso del casco te protege más que si no lo llevas”, afirma Ansab Haider, uno de los autores del estudio.
Los investigadores encontraron que entre los pacientes que pasaron por un traumatismo tras sufrir un accidente, los que llevaban cascos tenían un 58% menos de probabilidades de padecer una lesión severa y un 59% menos de probabilidades de morir. Además, el uso del casco reduce en un 61% el tener que enfrentarse a una craneotomía (una operación para extirpar parte del hueso del cráneo) y un 26% menos de fracturas faciales.
“Lo que está claro es que si alguien está gravemente herido y llevaba casco, le va a ir mucho mejor que si no lo llevaba”, destaca Bellal Joseph, autor principal del estudio, que considera que el casco marcó la diferencia entre las personas que desarrollaron una lesión cerebral.
Además, los investigadores también analizaron el impacto de la edad y el género en los accidentes de bicicleta y observaron que entre los 10 y los 20 años es la etapa donde menos se utilizaba el caso. “El uso del casco aumenta con cada década de vida, hasta los 70 años, cuando la tasa vuelve a bajar y hemos visto que las mujeres son más propensas a ponérselo que los hombres”, resaltan ambos investigadores.
En cuanto a las fracturas faciales, Haider manifiesta que el casco ayuda a prevenir los problemas en la parte superior de la cara, incluyendo el área cercano a los ojos. Sin embargo, no fue tan eficaz en la prevención de fracturas en la parte inferior de la cara, como la mandíbula inferior o en la nariz.
Tras hallar estas conclusiones, tanto Haider como Joseph apuntan a que el siguiente paso será crear más programas de prevención, así como fabricar mejores cascos y desarrollar y aplicar leyes más estrictas.