ÁNGEL M. GREGORIS.- El intercambio de información entre profesionales y niveles asistenciales es una de las tareas más importantes a las que se enfrentan diariamente las enfermeras para evitar así errores en la administración de la medicación y mejorar la calidad asistencial. En la mayoría de ocasiones, esta transmisión de datos se hace utilizando abreviaturas en las historias clínicas y en los informes de alta médica u hospitalización, lo que puede obstaculizar la comunicación entre los profesionales y los pacientes. Además, su uso generalizado en documentos clínicos puede suponer un riesgo para la seguridad, tal y como resalta una investigación publicada en Enfermería clínica.
El estudio, que nació con el objetivo de evaluar el conocimiento de médicas y enfermeras de las abreviaturas clínicas presentes en el informe de alta, se realizó mediante un cuestionario a 154 profesionales (86 enfermeras y 68 médicos) del Hospital Fuenlabrada de Madrid. Tras analizar los datos, comprobaron que el porcentaje medio de aciertos de todas las abreviaturas fue del 35,84% y también vieron que las enfermeras contestaron bien al 23,17% de las mismas, frente al 55,94% de los médicos que acertaron. “Esta diferencia puede explicarse por la inclusión de nuevas nomenclaturas no conocidas y porque los informes de alta hospitalaria (IAH) son redactados por los médicos, quienes tienen un mayor contacto con las abreviaturas”, destacan los investigadores, capitaneados por el enfermero del Hospital de Fuenlabrada Francisco Soto-Arnáez.
Asimismo, resaltan que a pesar de que las abreviaturas en el cuestionario estaban contextualizadas con fragmentos de texto, muchos profesionales no las reconocieron. Para ellos, el desconocimiento puede conllevar varios efectos adversos en lo que a implicaciones clínicas se refiere. En primer lugar, este desconocimiento es un riesgo para la seguridad del paciente, obstaculiza la transmisión de información entre hospital y atención primaria y dificulta la compresión del tratamiento y cuidados por parte del paciente y/o la familia”.
Entre los resultados se desprende que las enfermeras tienen un rango de respuestas acertadas de entre el 1,16 y el 63,96%. Así, la abreviatura de “neoplasia papilar intraductal mucinosa” es la que menos enfermeras conocen; seguidas de “surco nasogeneano”, “equipo para sutura mecánica” y “reflejo cutáneo plantar”, que tienen menos del 10% de aciertos. Las más conocidas, con más de un 50% de aciertos, fueron “insuficiencia cardiaca izquierda”, “mal estado general” y “lóbulo hepático izquierdo”.
Con estos datos, los investigadores consideran que las abreviaturas deben ser comprendidas por todos los profesionales que participan en la asistencia del paciente. Para ello, se deben implantar programas de concienciación informativo-educativa en los hospitales entre el personal sanitario que contribuyan a la disminución del uso de abreviaturas.