RAQUEL GONZÁLEZ ARIAS.- Los gobiernos de todo el mundo deben apostar firmemente por la enfermería y, para ello, es preciso que inviertan en la profesión. Esta inversión, defienden desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) y Nursing Now, debe traducirse en un incremento del número de enfermeras, mayor formación y un compromiso firme para que estas accedan a puestos de liderazgo y sean partícipes de la toma de decisiones en salud. Sin enfermeras, han recalcado durante la presentación del informe Situación de la Enfermería en el Mundo 2020, no habrá posibilidad de ganar batallas como la que ahora mismo se está librando en gran parte del mundo frente al COVID-19, ni habrá cobertura universal para todos. No es la primera vez que se pone de manifiesto esta reivindicación, pero como han resaltado desde el CIE, esta es hoy más evidente que nunca: “El COVID-19 es la mayor demostración de por qué tenemos que invertir en enfermeras”, ha apuntado Howard Catton, director general del CIE y copresidente de este informe, presentado con motivo del Día Mundial de la Salud.
Las cifras
El Informe analiza en profundidad cuál es la situación de las enfermeras en los distintos países. Se trata, ha dicho Mary Watkings, presidenta alterna de Nursing Now y copresidenta de este trabajo, “del informe más exhaustivo que hemos tenido nunca sobre cuál es la realidad de nuestras enfermeras en todo el mundo”. Un informe del que Howard Catton ha dicho sentirse “muy orgulloso” y del que deben resultar acciones inmediatas: “los líderes políticos deben implementar estas recomendaciones, no tienen otra opción” porque “los recortes en enfermeras cuestan vidas” y eso exige, ha añadido, “el compromiso de los países y un cambio de mentalidad sobre cuál es realmente el valor de las enfermeras”.
En el escenario actual, ha subrayado el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, en el que “muchas enfermeras se encuentran en primera línea de batalla en la lucha contra el COVID-19” se ha vuelto ha poner de relieve que “las enfermeras son la verdadera columna vertebral de cualquier sistema de salud”. «Este informe es un claro recordatorio del papel único que desempeñan y una llamada de atención para garantizar que reciban el apoyo que necesitan para mantener la salud en el mundo», ha subrayado.
En el Informe se recoge que actualmente hay 28 millones de enfermeras en el mundo, lo que representa más de la mitad de los profesionales sanitarios. También se pone de manifiesto que estas cifras se han venido incrementando en los últimos años y así entre 2013 y 2018 el número total de enfermeras ascendió en 4.7 millones. Sin embargo, estas cifras son insuficientes y el informe estima que todavía hacen falta 6 millones más. Las mayores deficiencias se encuentran además en los países más desfavorecidos, como los del continente africano, el sudeste asiático, la región del Mediterráneo Oriental y determinadas zonas de América Latina, donde el crecimiento del número de profesionales apenas sigue el ritmo del crecimiento demográfico. Esto guarda también relación con el hecho de que 1 de cada 8 enfermeras ejercen su profesión en países que no son el suyo o países donde no se han formado. Y es que las peores condiciones de trabajo y la falta de oportunidades lleva a muchas de las enfermeras a emigrar. Y ese es precisamente otro de los retos sobre la mesa, conseguir que esta fuerza de trabajo, tan necesaria en sus países de origen, no se vea obligada a abandonarlos.
La edad de jubilación es otro reto en el horizonte al que hay que hacer frente de manera inmediata y es que, según este trabajo, “una de cada seis enfermeras se jubilará en los próximos diez años”.
Para subsanar la escasez mundial de enfermeras de aquí a 2030 en todos los países, el informe recomienda incrementar en un 8% el número de enfermeras que se gradúa cada año y mejorar tanto la capacidad para emplear como las condiciones laborales de estas profesionales para asegurar así la retención de talento.
En este sentido, la presidenta del CIE, Annette Kennedy, lo tiene claro: no debe verse la inversión en enfermería como un gasto porque “cada centavo invertido en enfermería aumenta el bienestar de las personas y las familias de una manera tangible, que todos pueden ver. Este informe destaca la contribución de la enfermería y confirma que invertir en la profesión representa un beneficio para la sociedad, no un coste. El mundo necesita millones de enfermeras más y estamos pidiendo a los gobiernos que hagan lo correcto, que inviertan en esta maravillosa profesión y vean a sus poblaciones beneficiarse del increíble trabajo que sólo las enfermeras pueden hacer”.
Género y liderazgo
Durante la presentación, no ha faltado el análisis desde una perspectiva de género y es que más del 90% de las enfermeras del mundo son mujeres. Sin embargo, como señala el informe, son pocos los puestos directivos ocupados por profesionales de la enfermería o por mujeres.
Asimismo, como ha señalado Giorgo Cometto, coordinador de Políticas, Normas y Reglamentaciones en Materia de Recursos Humanos para la Salud de la OMS, se ha analizado si existe brecha salarial entre hombres y mujeres dentro de la enfermería, un aspecto sobre el que, ha dicho, «no hay datos concluyentes aunque sí se ha apuntado en algunos casos, como también se ha observado discriminación de género en el entorno laboral”. Y en este sentido, la mayoría de los países han declarado haber establecido protecciones jurídicas, como horarios y condiciones laborales, sueldo mínimo y protección social, aunque no equitativamente en las distintas regiones.
Directrices
Tras el análisis de los datos, estas son las recomendaciones que desde la OMS, el CIE y Nursing Now se hace a los distintos países:
- Los países afectados por la escasez de personal tendrán que incrementar la financiación para formar y emplear al menos a 5,9 millones más de profesionales de la enfermería.
- Los países deberían fortalecer la capacidad de recopilación, análisis y uso de los datos sobre el personal de salud.
- La movilidad y migración del personal de enfermería debe supervisarse con eficacia
y responsabilidad y gestionarse de forma ética. - Los programas de formación teórica y práctica en la enfermería deben graduar a los profesionales que impulsan los progresos hacia la atención primaria de salud y la cobertura sanitaria universal.
- El liderazgo y la gobernanza en enfermería son cruciales para el fortalecimiento de los profesionales del sector.
- Los responsables de la planificación y la reglamentación deberían optimizar las contribuciones del ejercicio de la enfermería.
- Los responsables de formular políticas, los empleadores y las instancias de reglamentación deberían coordinar las acciones en apoyo del trabajo decente.
- Los países deberían planificar específicamente políticas para el personal de enfermería que tengan en cuenta los aspectos de género.
- Los reglamentos sobre el ejercicio profesional deben modernizarse.
- La colaboración es fundamental: hay que potenciar el diálogo entre las partes, ministerio de salud y otros ministerios, jefes de servicios públicos de enfermería y otras partes interesadas, públicas y privadas.