EUROPA PRESS.- En España 47.000 personas padecen esclerosis múltiple y cada año se diagnostican unos 1.800 nuevos casos; más del 75% de los pacientes posee certificado de minusvalía y casi el 50% precisa de apoyos para deambular; además, es la primera causa de discapacidad por enfermedad entre los jóvenes españoles.
Estos son algunos de los datos facilitados por la Sociedad Española de Neurología (SEN), con motivo de la celebración este miércoles, 27 de mayo, del Día Mundial de la Esclerosis Múltiple, una enfermedad neurológica crónica y desmielinizante.
“La esclerosis múltiple se puede presentar a cualquier edad, aunque lo hace sobre todo entre los 20 y los 40 años y, por razones que aún se desconocen es más frecuente en la mujer. Tampoco se conoce la causa exacta por la que se inicia la enfermedad”, explica Ester Moral, coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Desmielinizantes de la Sociedad Española de Neurología.
“La hipótesis más aceptada es que la esclerosis múltiple es fruto de una determinada predisposición genética asociada a ciertos factores ambientales, aún desconocidos, que originan una alteración en la respuesta inmunológica”, añade. En todo caso, recuerda que, a pesar de que puede existir cierta predisposición familiar porque un 15-20% de los pacientes tienen familiares con esclerosis múltiple, no es una enfermedad hereditaria.
Es una enfermedad muy variable en su forma de inicio y evolución, por lo que podría decirse que existen tantas esclerosis múltiples diferentes como pacientes. No obstante, y por lo general, los primeros síntomas en manifestarse suele ser la alteración de la sensibilidad (45%), la dificultad para coordinar movimientos (40%) y los trastornos visuales (20%).
Gracias a los avances que se han producido en el tratamiento y diagnóstico de la esclerosis múltiple en los últimos años ha mejorado mucho el pronóstico de la enfermedad. Tal es así que ya existe un porcentaje de pacientes con esclerosis múltiple que tras 15 años de enfermedad no presentan una discapacidad importante, a pesar de que puedan seguir presentando brotes.
“Aunque estamos aún lejos de encontrar la cura definitiva de la enfermedad, han aparecido y aparecerán nuevos fármacos que permiten tratar los brotes, los síntomas asociados a la enfermedad y dirigidos a modificar la evolución de la misma. Es en este terreno donde se están realizando un mayor número de avances. Así pues, cada vez tendremos más posibilidades terapéuticas entre las que elegir la mejor opción para cada paciente, personalizando cada caso”, destaca Ester Moral.
“Tampoco hay que olvidar que el tratamiento farmacológico debe ir unido a tratamientos rehabilitadores como fisioterapia, terapia ocupacional, logopedia, que han mostrado su efectividad en el control de los síntomas de la enfermedad, y no sólo los relativos al movimiento, sino también respecto al deterioro cognitivo que pueden experimentar algunos pacientes, a la fatiga o los problemas de ánimo”.
La incertidumbre de la progresión
En un 85% de los casos, lo más frecuente es que la enfermedad se presente en ‘brotes’, es decir, la aparición brusca de nuevos síntomas neurológicos; aunque con el paso de los años, hasta un 40% de los pacientes pueden pasar a tener un curso progresivo.
Más del 75% de los pacientes posee certificado de minusvalía de algún tipo, casi el 50% precisa de apoyos para deambular, y el 23% necesita y utiliza silla de ruedas para desplazarse.
Además, más de la mitad de los pacientes aseguran que tienedificultades para realizar las actividades de la vida diaria y un 42% de los afectados depende en gran medida del uso de medicamentos o ayudas médicas como la rehabilitación.
Entre los principales problemas de los pacientes se encuentran la evolución o los propios problemas neurológicos derivados de la misma. Esta situación provoca que hasta un 75% de los enfermos sufran alteraciones del ánimo o depresión en algún momento de la enfermedad.
“Los problemas emocionales más frecuentes entre los pacientes con esclerosis múltiple son depresión y ansiedad. Además, estos problemas emocionales suelen conllevar malos hábitos alimenticios, falta de ejercicio, etc., lo que complica el estado físico de los pacientes. Que los pacientes mantengan un buen estado de ánimo es una condición indispensable para mejorar su calidad de vida”, asegura Moral.
Por otro lado, la experta recuerda que muchos de estos pacientes presentan con el tiempo caluroso un empeoramiento transitorio de los síntomas de la enfermedad. Así pues, es recomendable evitar las altas temperaturas, tomando medidas como la utilización de aire acondicionado, baños con agua fría, aplicaciones de hielo local o la ingesta de líquidos, son medidas a tener en cuenta.
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