ÁNGEL M. GREGORIS.- Hace una semana desde que la DANA paralizó el día a día de miles de personas en Valencia. En pocos minutos la destrucción acechó a varias localidades de la provincia y lo que era un día normal se convertiría rápidamente en una pesadilla. Hasta la fecha van contabilizados más de 200 muertos, pero los daños materiales y psicológicos son incontables en estos momentos. Una ola de solidaridad ha llevado a la población a acudir en masa como voluntarios para ayudar o a enviar diferentes donaciones. Tal es así que muchas instituciones han tenido que pedir a la gente que dejen de mandar determinados productos porque se han visto sobrepasados.
Y en toda esta amalgama de organización, solidaridad y discusiones políticas se encuentran los profesionales sanitarios, que, muchas veces en silencio, realizan un trabajo incansable desde el primer día para atender a todos aquellos que lo han perdido todo, pero también a los que se han trasladado hasta allí para apoyar a los afectados.
No hay un solo epicentro
Carmen Casal es enfermera del Servicio de Emergencias Sanitarias de la Comunidad Valenciana y está viviendo muy de cerca la crisis. “El problema es que no hay un solo epicentro, hay varios, porque muchas poblaciones están arrasadas y todavía no se ha llegado. Yo me encuentro en el centro de atención en Paiporta (una de las zonas donde la destrucción ha sido mayor), pero no podemos olvidarnos de esas otras poblaciones donde nuestras compañeras están creando auténticos equipos de asistencia sanitaria con los materiales que no se han destruido o que tenían en sus casas”, afirma Casal.
Ella explica que las enfermeras locales, que se han quedado aisladas o han podido trasladarse hasta esos lugares, están realizando atención domiciliaria y haciendo un trabajo envidiable.“Nos estamos encontrando de todo porque existen pacientes que requieren oxígeno domiciliario o un tratamiento crónico hospitalario y no lo están pudiendo recibir. Además, no sabemos que hay detrás de las puertas de los edificios”, destaca.
Voluntarios
Aunque todavía están canalizándolo, la Generalitat habilitó un registro online para los voluntarios y Casal revela que la profesión más numerosa de voluntarios es la de enfermería, con un 37% de los inscritos. “Estamos al 100% y queremos estar en primera línea”, asegura.
Pero más allá de las pérdidas materiales y los daños físicos están los problemas psicológicos y la aceptación del desastre por parte de las víctimas. “Es importante que haya una buena gestión no solo ahora, sino posteriormente, porque esto va a ser largo y tedioso, va a durar meses e, incluso, me atrevería a decir que un año porque la reconstrucción mental va a ser muy costosa”, reconoce la enfermera.
Una caricia
De hecho, recuerda como una caricia, un paseo o una conversación puede ayudar enormemente a estas personas: “Hace dos días tuve que atender a una señora que estaba sobrepasada y tenía ideas de autolisis. Se sentía una inútil porque no podía ayudar y el hecho de darle la mano, sacarle de su calle, hablar con ella… Es el momento de poner en práctica lo que nos enseñaron en la carrera”, asegura.
La enfermera reivindica también la especialidad de Enfermería en Urgencias y Emergencias “porque es totalmente necesaria”. Además, apunta a que, muy pronto, las enfermeras también serán claves en salud pública para prevenir todas esas enfermedades y epidemias que pueden surgir debido a las condiciones insalubres de las zonas inundadas. “El agua estancada, junto con el barro y los cadáveres, no solo de personas, sino de animales, pueden provocar numerosas enfermedades, así que es imprescindible que los voluntarios y todos los que trabajen en la zona lleven manga larga, protección con mascarilla, guantes, botas de goma… y cualquier herida que se hagan acudan a curársela”, expone.
Realidad
Ella, junto al resto de compañeros, tienen que ir también aprendiendo esta realidad que se cierne sobre esas localidades, ya que fuera de ellas todos sigue su curso. “Es completamente distinto al COVID-19 porque en ese momento todos, en mayor o menor medida, estábamos afectados. Aquí hay cosas que resultan muy chocantes como que, mientras unos lo han perdido todo, sigan llegando urgencias en Halloween con comas etílicos”, concluye.