ÁNGEL M. GREGORIS.- “La enfermera escolar es clave dentro de la comunidad educativa, por lo que debe implantarse en todos los centros para promover hábitos de vida saludables y ser su guía en tiempos de crisis sanitaria, como el momento actual”. Así se destaca en la investigación La enfermería escolar en tiempos del COVID-19, realizada por la enfermera María Mínguez, en la que se ha buscado hacer un retrato del papel de estas profesionales durante la pandemia. Uno de los principales objetivos del estudio ha sido demostrar que la enfermería escolar no es un accesorio, sino una necesidad básica en toda la comunidad educativa. Y así ha podido hacerlo tras el análisis de numerosas publicaciones, nacionales e internacionales, que evidencian el trabajo de las enfermeras escolares, recalcando su importante papel para minimizar el riesgo que suponen las epidemias en la comunidad y la necesidad de integrar esta figura sanitaria en la planificación y aplicación de las políticas y directrices de salud escolar, en coordinación con Atención Primaria de Salud.
Nexo de unión
“La enfermera escolar es el nexo de unión entre el ámbito sanitario y el educativo, a modo de eje vertebrador de su gestión. En el ámbito educativo confluyen por un lado los alumnos, por otro las familias y en tercer lugar (no por ello menos importante) los empleados del centro”, explica Mínguez, que destaca el papel de la enfermera como “referente y guía en momentos tan inciertos como ha sido esta pandemia”.

María Mínguez, enfermera escolar y autora del estudio
Asimismo, la enfermera, que trabaja en un colegio británico en Madrid, reconoce que durante estos años de pandemia las visitas a su consulta crecieron exponencialmente. “Llegamos a tratar a diario crisis de ansiedad, insomnio, falta de apetito, falta de motivación, astenia, etc. Por no hablar del número creciente de familias rotas a raíz del confinamiento, y las repercusiones en sus hijos”, destaca.
Contrataciones
Por este motivo, Mínguez considera fundamental que en estos centros “no haya contrataciones temporales, ya que una de las claves de nuestro éxito es conocer a cada uno por su nombre y que nos conozcan”.
En este sentido, la enfermera apunta que, durante la pandemia, aunque en apariencia el trabajo en los colegios estuviese fuera del campo de batalla principal (hospitalario), “hemos tenido un papel fundamental en la gestión de esta crisis, siendo los ojos y oídos de los departamentos de Salud Pública, Atención Primaria y la Consejería de Educación”. “El objetivo principal ha sido mantener tanto a los alumnos como al personal docente sanos, seguros y listos para aprender. Se ha garantizado la conciliación de los padres, quienes han podido acudir a sus lugares de trabajo de forma regular dentro de sus circunstancias concretas”, puntualiza.
Protocolos
Además, alaba la ayuda inestimable de los Técnicos de la Dirección de Salud Pública y las asociaciones de enfermería escolar, que publicaron protocolos y guías para ayudar a este colectivo. “La aportación de la Asociación Nacional e Internacional de Enfermería Escolar (AMECE) fue clave para poder estructurar el retorno seguro a los colegios. Gestionar estos protocolos y la vuelta al colegio en tiempo real ha requerido una capacidad de reacción rápida y ágil, para poder cambiar de estrategia en función del nivel de incidencia de la pandemia o de las decisiones tomadas a nivel institucional”, comenta.
Para ella, “es el momento de reclamar de forma permanente el rol de las enfermeras dentro de los centros educativos”. “Estaba convencida de que para este curso se contratarían más enfermeras en los colegios, ya que nuestra labor estaba más que demostrada, pero, sin embargo, no ha sido así; hemos sido silenciadas como si nuestra intervención en esta crisis careciese de valor”, lamenta.