JUANJO CAMPILLOS.- Era el día de Nochevieja y Magdalena tenía varios planes. Uno de ellos era jugar un partidillo de fútbol con amigos y, aunque le coincidía con un cumpleaños, decidió pasarse un rato, “aunque solo fuesen 15 minutos”. Dejó sus cosas, saltó al campo y, a los pocos instantes, uno de sus compañeros se desplomó. La intervención de esta enfermera madrileña le salvó la vida.
“Vi que estaba con una respiración agónica, con estertores. Los demás no reaccionaban. Fui al banquillo, a por mi móvil, para llamar al 112”, explica Magdalena López, que es enfermera de Salud Pública en la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid y jugadora del DUX Internacional de Madrid. Rápidamente, se “pegó una buena carrera” para ir a por el desfibrilador semiautomático, unos momentos que “fueron tan intensos que los segundos parecía horas”. Junto a otros dos compañeros, iniciaron el masaje cardíaco y le dieron una descarga “que le hizo reaccionar y estar casi consciente”. Cuando llegó el SAMUR, ya estaba «casi recuperado».
Las enfermeras, capacitadas
Precisamente, al profesional del SAMUR que estuvo en contacto con ella en todo momento por teléfono, le está muy agradecida: “Gran parte de haber salvado una vida, es por esta persona. Fuimos siguiendo los pasos que nos fue dando y todo acabó muy bien”. También destaca la capacidad de las enfermeras para actuar y reaccionar en situaciones de emergencia, porque “estamos capacitadas para hacer todas estas técnicas y se nos tiene que valorar como tal”. Y finaliza valorando la importancia de que haya desfibriladores en centros deportivos y donde se produzca una alta concentración de gente: “Es básico. En este caso, por ejemplo, con la descarga, en unos minutos ya estaba reaccionando”.