REDACCIÓN.-Una Enfermera de Práctica Avanzada (EPA) es una enfermera que ha adquirido competencias clínicas y habilidades avanzadas en la toma de decisiones, a través de formación adicional para la práctica clínica de una enfermería con un mayor alcance. En el ámbito de la diabetes, el papel de estas profesionales es esencial. Sin embargo, “actualmente la EPA a nivel nacional tiene una situación ‘irregular’ y no equitativa, a pesar de la demanda real de esta figura por parte de las unidades de trabajo en Atención Hospitalaria (fundamentalmente) y Atención Primaria”, señala María Pilar Peláez, Enfermera de Práctica Avanzada en diabetes del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria (Tenerife), que ha participado en una mesa monográfica sobre esta temática dentro del XXXV Congreso Nacional de la Sociedad Española de Diabetes.
Desde la Federación Española de Diabetes (FEDE), y desde distintas asociaciones de personas con diabetes de todas las comunidades autónomas, hace años que priorizan y reclaman la regulación de esta figura y su formación para garantizar la educación terapéutica en las personas con diabetes.
Actualmente, existen reconocimientos de EPA a nivel hospitalario (muy pocos hospitales a nivel nacional) y a nivel de comunidades autónomas, pero sin garantizar la relación de puestos de trabajo final ni la cuantía económica regulada mediante distintos modelos de identificación y reconocimiento EPA. A modo de ejemplo, María Pilar Peláez cuenta que “una enfermera puede ser reconocida como EPA en un hospital (con o sin remuneración) y, si se traslada de hospital de su misma comunidad o a otra comunidad autónoma, ya no lo es”.
Mejoras… muy lentas
A pesar de los esfuerzos desde el Consejo General de Enfermería, sigue sin haber una regulación a nivel nacional. Y en algunas comunidades, como Cataluña y Andalucía, se está implantando de forma progresiva esta figura, pero con validez sólo dentro de las autonomías.
“En nuestro país se están realizando avances en la implantación de la EPA en general, y de la EPA en diabetes en particular”, opina Emilia Rosa Camacho, enfermera educadora del Hospital Costa del Sol en Málaga, quien resalta que “desde hace unos años se pueden encontrar diferentes posibilidades de formación en práctica avanzada, a nivel tanto de máster universitario como de titulaciones propias, y con modalidad presencial, semipresencial y online”. Sin embargo, advierte, “debemos seguir trabajando en conseguir una regulación de la EPA en diabetes en todas las Comunidades Autónomas, sin diferencias entre ellas, ya que es una forma de garantizar una atención de calidad y basada en la evidencia para las personas con diabetes en nuestro país”.
En comparación con países de nuestro entorno, la situación es mejor que en Portugal o Italia, donde aún no existe el reconocimiento de esta figura. Francia está en un momento parecido al nuestro, con implantación progresiva de la EPA en diabetes y con barreras similares. Sin embargo, reconoce Emilia Rosa, “vamos muy por detrás de países como el Reino Unido, Países Bajos, Islandia, Suiza…donde desde hace años tienen reconocida y regulada la figura de la EPA en diabetes”.
En general, tal y como se ha puesto de relieve en este Congreso, “los avances son lentos porque suponen un cambio de paradigma”, aclara la enfermera María Pilar Peláez, ya que “al ser regulado por el Ministerio, se siguen las indicaciones de los Diplomas de acreditación y Diplomas de acreditación avanzada (Real Decreto 639/2015)”. En febrero 2017 se conformó la Comisión de Educación Terapéutica en la sede del Consejo General de Enfermería, con representación de FEDE, profesionales de enfermería reconocidos en el ámbito educativo en diabetes y miembros de sociedades científicas. Tras años de trabajo (con interrupción por la pandemia), presentaron en octubre 2022 (para la Comisión de Formación Continuada del Ministerio de Sanidad) la Solicitud de puesta en marcha del Diploma de Acreditación del profesional de la salud en la atención y educación de las personas con diabetes, familiares y cuidadores, elaborado finalmente por integrantes de 5 comunidades autonómicas y pertenecientes a 9 sociedades científicas.
A día de hoy, como admite la EPA María Pilar Peláez, “la barrera fundamental se encuentra en que tras la entrega de esta solicitud a la Comisión de Formación Continuada, dependemos del Ministerio”. Ahora se debe crear un grupo de trabajo con representación de todas las comunidades, ampliando las sociedades científicas participantes y generando un grupo multidisciplinar que acabe de elaborar, diferenciar y delimitar el marco competencial de los diplomas de acreditación en este área funcional.