La parada cardíaca en niños es una situación poco frecuente, pero también supone una emergencia con un impacto devastador para los menores y sus familias. Saber actuar realizando las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) es crucial para salvar su vida. En niños, la mayor parte de los casos suelen estar relacionados con causas respiratorias, infecciosas o traumáticas.
«La RCP pediátrica es un conjunto de maniobras que pueden salvar la vida de un niño en parada cardiorrespiratoria. Su objetivo es proporcionar oxígeno al cerebro y otros órganos vitales hasta que llegue la ayuda médica. Cuando realizamos estas técnicas es importante diferenciar entre niños y lactantes menores de un año, tal y como indica el Grupo Español de Reanimación Pediátrica y Neonatal», afirma Marta Cordero, especialista en Enfermería Pediátrica, que ha realizado un nuevo programa de Cuídate con tu Enfermera sobre este tema en Canal Enfermero.
Pasos clave
Tal y como indica esta especialista en el tutorial, estos son los pasos clave para realizar una RCP pediátrica efectiva:
- Empieza por comprobar que el entorno sea seguro.
- Estimula al niño intentando llamar su atención suavemente para comprobar si responde.
- Pide ayuda si estás solo. Si hay alguien más, pídele que llame a los servicios de emergencia o al 112.
- Abre las vías aéreas. Inclina suavemente la cabeza del niño hacia atrás poniendo una mano en la frente y otra en el mentón y levanta su barbilla. Si es un lactante, la cabeza debe estar en posición neutral.
- Comprueba su respiración. Acércate y observa, escucha y siente si el niño respira durante 10 segundos.
- Si no respira, tapa su nariz con tus dedos y realiza cinco respiraciones boca a boca asegurándote que su pecho se eleve con cada respiración, lo que se conoce como respiraciones de rescate. Si es un lactante menor de un año, cubre su nariz y boca con la tuya.
- Tras esta actuación, si nadie ha activado previamente el servicio de emergencias es el momento de llamar al 112, si cuentas con un teléfono móvil a mano, para seguir las instrucciones de los profesionales.
- Busca signos de vida. Observa si el niño se mueve, tose o respira.
- Si no hay signos de vida, comienza con las compresiones torácicas. Coloca la palma de la mano o las dos manos entrelazadas, según el tamaño del niño, en el centro del pecho del menor, justo por encima del punto donde se unen las costillas inferiores. En el caso de que sea menor de un año, usa dos dedos para comprimir el esternón.
- Inicia 30 compresiones seguidas de dos respiraciones hasta que lleguen los servicios de emergencia o el niño empiece a moverse o respirar.
«Recuerda, actuar rápidamente y con calidad en las técnicas de RCP puede ser crucial para salvar la vida de un niño», concluye Cordero.