Cuatro años han pasado ya desde que el Gobierno aprobase la Ley de regulación de la eutanasia, una norma que regula la forma de solicitar la prestación de ayuda para morir. Una situación que debe valorar un equipo multidisciplinar y pasar por varias fases. Más allá de toda la burocracia que conlleva, una vez que el paciente pide la ayuda y esta es ratificada por la comisión de garantía y calidad, hay otras cuestiones que también se hablan con ellos una vez tomada esta decisión. Se trata de la posibilidad de ser donante de órganos, un gesto voluntario y un derecho legal que solo ellos pueden aceptar o rechazar, salvo que, en ese momento, por motivos d su enfermedad, no le sea posible. Sería ahí cuando un tercero firmaría el consentimiento, siempre que el paciente lo haya dejado reflejado en el documento de voluntades anticipadas.

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Así lo explica Pablo Rojo, enfermero coordinador de trasplantes de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), que resalta cómo son los coordinadores de trasplantes hospitalarios quienes se encargan de informar de todo lo que desee conocer el paciente durante el proceso y le prestarán ayuda en todo lo que pueda necesitar, tanto él o ella, como su familia.

Desde la entrada en vigor de la ley, ha habido un total de 154 donantes, que han ayudado a 442 pacientes trasplantados. Unas cifras que van subiendo año tras año y que, de 7 donantes en 2021 han pasado a 63 en 2024.

Con el objetivo de cumplir la voluntad de los pacientes que solicitas ser donantes tras la eutanasia, la ONT tiene un protocolo establecido, cuyos puntos clave son:

  • La independencia en el proceso de toma de decisiones, de manera que la decisión sobre la eutanasia es siempre independiente de cualquier consideración sobre la donación de órganos. El equipo de coordinación de trasplantes no participa en el protocolo de eutanasia, sino que se adapta al que ha diseñado su hospital. Es responsable únicamente de organizar el proceso de donación, para cumplir la voluntad del paciente que quiere ser donante.
  • La necesidad de una adecuada comunicación entre el equipo médico que trata al paciente y el equipo de coordinación de trasplantes para conocer en detalle cada caso y facilitar al paciente que desea ser donante toda la información que requiera sobre el procedimiento.
  • La importancia de que sea el coordinador de trasplantes el profesional encargado de informar al paciente sobre los detalles de la donación de órganos en estas circunstancias de fallecimiento.
  • El derecho de la persona que expresa su deseo de ser donante en este contexto a cambiar de opinión en cualquier momento, sin tener que explicar sus motivos.

En cuanto a la complejidad del momento de hablar con el paciente directamente, Pablo Rojo no considera que esta resida en si la persona está viva o no, sino en las circunstancias que rodean al paciente y a la familia. “Evidentemente, es una relación distinta a la que solemos estar acostumbrados, pero el poder hablar con la persona que va a ejercer su derecho de ser donante es tan gratificante como complicado”, apunta.

Las enfermeras de la Organización Nacional de Trasplantes, sin ninguna duda, tienen un papel clave en todo este mecanismo. “Somos un apoyo constante y coordinamos para que todo fluya, resolvemos cualquier tipo de problema que pueda surgir y facilitamos que la información llegue a todos los integrantes del proceso. Somos las responsables de toda la logística, las garantes de una correcta asignación de los órganos para que se cumplan los criterios de distribución acordados previamente por todos los equipos de trasplante de España”, subraya.