MARINA VIEIRA.- “Ejercí como enfermera durante 10 años. Al principio era mi única profesión y dedicación exclusiva. Mientras ejercía, empecé a hacer algún curso de maquillaje y continué un tiempo mezclando las dos cosas. Mi experiencia como enfermera fue muy buena, me gustaba mucho mi trabajo”, introduce Raquel Álvarez, enfermera y maquilladora de estrellas. Y así, de casualidad, el hobby de esta enfermera acabó convirtiéndose en su profesión. Su afición aparcó aquello por lo que tanto había estudiado y ha acabado siendo una de las mejores maquilladoras de publicidad y celebrities de España. Tras mucho esfuerzo compaginando las dos actividades profesionales acabó eligiendo el maquillaje y la peluquería. “Fue muy duro, la verdad, trabajaba de noches de enfermera, para por la mañana poder ser asistente de un maquillador. En este mundo necesitas aprender durante muchos años en base a observación a otros profesionales. Aprendes asistiendo gratis a compañeros y eso hice durante años. Cuando ya pasó un tiempo empecé a cobrar, pero no me daba para vivir de ello, por eso lo compaginaba”, explica Álvarez.

Una decisión complicada

La elección entre ser enfermera o maquilladora fue complicada, en su casa nadie entendió la decisión. “El primer contrato surgió de casualidad. Fui a un casting a probar y

La enfermera y maquilladora, Raquel Álvarez, en su agencia X Artist Management

me cogieron. Requería irme tres meses a rodar a una película y tuve que decidir entre seguir trabajando como enfermera o arriesgarme en este mundo. Mi familia se pensaba que era un hobby y fue un shock que decidiera apostar por el maquillaje y dejar de lado la enfermería, una carrera que tanto me había motivado” relata. Pero ella lo tuvo claro desde que le surgió la oportunidad. “Siempre le he dicho a mis amigos y familia que no tenemos por qué dedicarnos desde que nacemos y morimos a lo mismo, que por qué no se puede probar”, afirma.

Por sus manos han pasado personalidades de la talla de Johnny Depp, Laura Ponte, Vanessa Lorenzo o las cantantes Rosalía y Aitana. Sus creaciones han sido portada de publicaciones como Vanity Fair, In Style, Telva o Yo Dona. Además, confiesa que su formación como enfermera ha sido clave para alcanzar el éxito. “Me han servido mucho los conocimientos técnicos y científicos respecto a, por ejemplo, la piel. Cuando ves que una persona tiene una patología cutánea o que simplemente tiene la piel deshidratada o atópica lo sé identificar perfectamente”, especifica. También concreta que gracias a su formación es capaz de “evaluar las capas de la piel, cómo reacciona, qué compuestos tiene el PH o la solubilidad”, enumera.

Unas capacidades que le han servido para seguir estudiando algunas materias y también es motivo de algunas bromas en el trabajo. “A raíz de esto he estudiado química aplicada al maquillaje porque me parece interesante leer un producto cosmético y conocer los ingredientes. Para esto me ha ayudado mucho ser enfermera. Hay muchos compañeros que llaman ‘la enfermera friki’”, confiesa.

Lo mejor, la felicidad de la gente

A pesar de que, para ella, la satisfacción es el trabajo bien hecho. Confiesa que hay ciertas personalidades que le apasionaría tener la oportunidad de maquillar. “Siempre tienes a gente que te gusta por rasgos o personalidad que piensas que te gustaría maquillar. Por ejemplo, Beyoncé o Rihanna o Penélope Cruz”, concreta. Aunque, para ella lo mejor es que el resultado haga feliz a la persona, que, a través del maquillaje pueda potenciar la belleza de las personas a las que maquilla. “Al final me gusta maquillar a todo el mundo, ya se celebrity o mi vecina del quinto que me llama porque tiene la comunión de su hija. Porque la sensación que me produce ver a una persona feliz es la misma. Obviamente cuando estás en un trabajo muy importante y se quedan encantados de la vida, me produce satisfacción”, concreta.

La maquilladora con formación enfermera muestra su admiración por el trabajo de sus compañeras y hace un llamamiento para invertir más en sanidad pública y mejorar las condiciones de estas profesionales. “Ojalá se pueda hacer algo más para que se valore más a la sanidad pública, que se incentive de alguna manera económica y se contrate a más gente. Todas mis compañeras están muertas de cansancio y si no hay personal, la carga asistencial es tan grande que da igual los mensajes que les enviemos a las pobres porque ya no escuchan, simplemente se limitan a hacer su trabajo”, reclama la enfermera y maquilladora.