REDACCIÓN.- El Colegio de Enfermería de Alicante condena la agresión sufrida por una enfermera y una médico en el consultorio de El Rebolledo por parte presuntamente de un vecino de la pedanía alicantina que pretendía ser atendido sin cita previa.
Desde el colectivo piden que se usen todos los mecanismos legales existentes para erradicar el problema y que ante la actual situación de pandemia y saturación del sistema sanitario se refuercen las medidas de seguridad, sobre todo, en los centros de Atención Primaria, que es donde se concentra la mayor parte de las agresiones a estos profesionales.
Si el sistema ya estaba colapsado antes del COVID-19, con la pandemia la situación se ha agravado de forma considerable e incide de forma directa sobre el personal de Enfermería, que según señala el colectivo, son los profesionales que más insultos, vejaciones y violencia física sufren, ya que son los primeros en mantener contacto con los pacientes.
Consecuencias
Tras una agresión, este colectivo sufre consecuencias como estrés laboral crónico, disminución del rendimiento laboral, síndrome de hostigamiento y de estrés postraumático, neurosis de ansiedad, síndrome depresivo y, en la mayoría de las ocasiones, secuelas físicas.
La causa mayoritaria que lleva al paciente a la agresión es la frustración por no ver satisfechas expectativas de atención del personal sanitario en tiempos y en pruebas diagnósticas, circunstancias agravadas por la actual saturación del sistema sanitario.
El año pasado en la Comunidad Valenciana se registraron 16 agresiones. Sin embargo, la cifra de denuncias sigue siendo muy inferior a los casos reales. La disparidad entre casos reales y casos denunciados se produce porque la mayoría de agresiones no llega a plasmarse por escrito, generalmente por miedo y desconfianza entre los profesionales sanitarios, por lo que se debe trabajar para ganarse su confianza para que se sientan protegidos y vean que las denuncias son efectivas.