ÁNGEL M. GREGORIS.- Controlar que los viajeros que llegan a España en avión no sean un foco de transmisión del COVID-19 es el objetivo de un gran equipo de profesionales que opera en los aeropuertos de todo el país. Entre ellos, enfermeros de Sanidad Exterior como Javier Vega, que trabaja en estos momentos en el equipo sanitario de Barajas. “La pandemia modificó el trabajo diario de los enfermeros de Sanidad Exterior. Nos avisaron de que había que empezar un control sanitario y, hoy en día, es lo que nos supone el mayor esfuerzo personal por nuestra parte”, afirma Vega.
Miles de pasajeros aterrizan cada día en España y antes de poder salir de los distintos aeropuertos, deben someterse a diversos controles. El primero, y que deben llevar a cabo todos, vengan del país que vengan, es un formulario de control sanitario, en el que se especifica la procedencia y algunos datos personales para poder monitorizar posibles casos de contagio durante su estancia en el país.
Posteriormente, aquellos países con alto riesgo de contagio están divididos entre los normales y los que tienen un control reforzado. Los primeros, además del formulario obligatorio, aleatoriamente, tendrán que presentar el certificado de vacunación, una prueba de antígenos o una PCR negativa. Por otro lado, los viajeros que llegan desde países con riesgo algo y con control reforzado deberán someterse a un test de antígenos. “Tenemos salas habilitadas para ello en las diferentes terminales para hacerlo de la forma más ágil posible. Hay un equipo de Quirón preparados, que son los que llevan a cabo este control. Se les da el resultado y, si son negativos, pueden continuar su viaje”, explica el enfermero.
Aunque no son muchos países, en el caso de que se junten varios vuelos con control reforzado, para evitar saturar la sala y posibles aglomeraciones, se hace una derivación a los domicilios o lugar de estancia con la obligación de presentar una prueba de antígenos o una PCR y mandarla a un correo del Ministerio.
Y, ¿qué ocurre si una de esas pruebas sale positiva? El enfermero detalla que “al lado de la sala de antígenos hay otra de aislamiento”. “Si sale positivo, le llevamos allí y se le hace una entrevista para ver si tiene contactos en el vuelo, de dónde venía y cuál era el destino final. Se habla con las autoridades sanitarias de la comunidad para que facilite una ambulancia y se evacúe a la persona para hacerle una PCR de confirmación. En el caso de que esta también salga positiva, el afectado tiene que guardar aislamiento”, puntualiza Vega.
Durante todo este tiempo, él mismo comenta que ha habido épocas en las que se derivaban 20 o 30 personas positivas a la semana. “Ahora está más tranquilo”, comenta. Eso sí, en el caso de que esta persona venga acompañada, también hay que hacerle seguimiento. “Depende mucho de cada caso, pero si una madre da positivo y tiene un hijo con cinco años, la ambulancia traslada a los dos para que estén juntos y si también resulta positivo, harán el aislamiento en el mismo lugar”, asevera.
Enfrentarse a viajeros que en muchas ocasiones vienen de vacaciones supone tener que comunicar la noticia de una manera adecuada. “Mucha gente cuestiona la validez del test que hacemos, no entiende el motivo de que se les derive a otro sitio. Hay que intentar explicar que todo es gratuito porque en otros países se hace bajo costes que repercuten al viajero. Si aun así no nos hacen caso, la Guardia Civil trabaja con nosotros y esta persona no podría salir del aeropuerto”, subraya.
Un trabajo exhaustivo que las enfermeras realizan diariamente y que busca evitar nuevos rebrotes de COVID-19 en España.