ÁNGEL M. GREGORIS.- La educación para la salud de las personas privadas de libertad en los centros penitenciarios de toda España es uno de los principales objetivos para salvaguardar y mejorar su calidad de vida. Entre los encargados de realizar estos cuidados están los enfermeros y las enfermeras de prisiones, garantes de la salud de los reclusos. Conocedores de esta necesidad, alumnos de la Facultad de Ciencias de la Salud de Ceuta, perteneciente a la Universidad de Granada, llevan años realizando un programa de prácticas de atención a las presas de la cárcel de Ceuta.

Con la llegada de la pandemia, la paralización de los estudios y la necesidad de aislar a poblaciones vulnerables para evitar la propagación del virus, el equipo docente de la facultad decidió trasladar esta formación a diferentes trípticos con toda la información necesaria para el cuidado de su salud. “Tenemos muy buena relación con el centro penitenciario y no queríamos que se descuidara por la pandemia. Los profesores hemos preparado esta formación a distancia y el recibimiento ha sido muy bueno”, explica María Adelaida Alvarez, vicedecana de Ordenación Académica e Investigación de la Facultad de Ciencias de la Salud de Ceuta.

En total, cuatro folletos que se han repartido entre las mujeres de la prisión para que conozcan hábitos saludables, higiene íntima y detección de infecciones, exploración mamaria y anticonceptivos. “Les explicamos detalles sobre temas como el preservativo femenino y la importancia de prevenir infecciones de transmisión sexual. También enseñamos cómo hacer la autoexploración mamaria y cómo llevar a cabo una buena higiene íntima”, subraya Álvarez.

Asimismo, asegura que quieren volver a realizar las prácticas in situ en cuanto se pueda. “Los alumnos van acompañados por uno de los enfermeros del centro y realizan estos programas además de realizar las también funciones propias de la enfermería como curas, analíticas o administrar medicación”, destaca la vicedecana, que apunta que los alumnos que acuden a estas prácticas son voluntarios porque “son servicios delicados y pedimos que ellos lo elijan”.

Junto a ella, la iniciativa cuenta también con la participación de otros docentes de la facultad como María Montiel, Sergio José Toribio y María Isabel Tovar.