REDACCIÓN.- La gestión de la administración de la medicación oral de los pacientes crónicos es compleja, porque, a menudo, implican diferentes fármacos y diversas pautas de tratamiento. Esta situación se puede ver agravada en caso de que exista un deterioro cognitivo del paciente o en situaciones en la que no convive con el cuidador principal. Para procurar de dar una solución a este problema, Inbizi Healthcare, cooperativa tecnológica enfocada al sector de la salud, han creado NOA, un pastillero inteligente modular conectado a Internet. Para comprobar su utilidad, enfermeras del Hospital Santa Marina (Bilbao) han iniciado un ensayo clínico para comprobar su eficacia. Así, enfermeras del Hospital Santa Marina (Bilbao) prueban la utilidad de un pastillero inteligente.
La función de NOA es ayudar en la gestión diaria de la medicación a personas que viven en sus domicilios pero que presentan una dependencia parcial. Mediante NOA, un familiar o cuidador, puede monitorizar a distancia si el paciente ha tomado o no su medicación a través de una aplicación móvil. También es posible controlar o programar recordatorios de cuándo debe tomarse la medicación, incluye un sistema de alerta en caso de que el paciente no la tome y genera un informe para evaluar la adherencia al tratamiento.
Pero NOA es aún un prototipo que debe testarse en el ámbito asistencial. Por ello, a través de la iniciativa Medtech (impulsado desde el Fondo de Innovación de Lehendakaritza y el Departamento de Salud del Gobierno Vasco para establecer relaciones entre empresa y Osakidetza) las enfermeras de Consultas Externas del Hospital Santa Marina (Bilbao), con el apoyo del Instituto Biocruces Bizkaia, han puesto en marcha un ensayo clínico de validación de este dispositivo.
Desde las Consultas Externas del hospital se ha iniciado la captación de potenciales candidatos a probar NOA y, tras un proceso de instrucción en el uso del dispositivo, se realizará un seguimiento durante un mes para evaluar la adherencia al tratamiento.
En Europa, 200.000 personas fallecen al año simplemente porque se equivocan al tomar sus medicamentos, un problema catalogado como grave por la Organización Mundial de la Salud.