ALIPIO GUTIÉRREZ / ANA MUÑOZ.- Cuando los tratamientos farmacológicos fracasan, antes de llegar al uso continuado de absorbentes, existen técnicas de electroestimulación que pueden solucionar el problema.
Conocemos a una de las personas que lo han experimentado en la Unidad de Suelo Pélvico del Hospital del Henares (Madrid) cuando lo visitamos para ver el trabajo que hacen allí las enfermeras. Se trata de una paciente que explica que antes se le escapaba la orina a diario, pero desde que se somete a este tratamiento, han disminuido tanto la urgencia como el número de micciones (eran más de once diarias cuando llegó por primera vez). Ahora asegura que está contenta: “Si me pasara de nuevo, desde luego que volvería a que me trataran”.
Son dos enfermeras, todas unas expertas ya en este tipo de técnicas, las que desde 2010 vienen aplicando en el Hospital del Henares la estimulación percutánea del nervio tibial para tratar a personas con problemas de incontinencia urinaria, dolor pélvico crónico y mal vaciado vesical. Una de ellas se llama María Dolores Prieto y nos explica que el tratamiento “consiste en pinchar al paciente en un nervio que pasa por el tobillo, que se llama tibial posterior y que va al centro de la micción. Por medio de unos estímulos eléctricos y con una aguja de acupuntura muy fina que no provoca dolor, llegamos a esa zona y conseguimos la mejora que ha experimentado esta paciente. La intensidad de la corriente es la que ellos aguanten sin dolor, pero tiene que ser la máxima tolerable”. En la Unidad del Suelo Pélvico las enfermeras trabajan junto a médicos de disciplinas como Urología, Ginecología, Rehabilitación y Proctología.
María Dolores Prieto explica que la electroestimulación no es otra cosa que un tratamiento empleado “sobre todo para la incontinencia urinaria mixta y a veces de urgencia. Consiste en la estimulación eléctrica de los músculos del suelo pélvico a través de un electrodo que puede ser vaginal o anal y un generador eléctrico que ya viene programado y que se conecta al electrodo. Cuando le decimos a la paciente que contraiga los músculos del suelo pélvico, ella verá que esta pelota [la que aparece en la pantalla del monitor] se eleva correspondiendo al esfuerzo que ha hecho, y cuando se relaja se baja”.
Seis de cada diez pacientes responden bien a este tipo de tratamientos.