JUANJO CAMPILLOS.- Los cuidados enfermeros no conocen fronteras. No importa si española o portuguesa, porque las enfermeras de ambos países ha dejado patente, en el Congreso Hispano-Luso de Enfermería, que mantienen un objetivo común: seguir progresando para alcanzar la máxima excelencia en los cuidados. Así se ha puesto de manifiesto en estas jornadas de formación y encuentro, que se han celebrado en Plasencia, donde decenas de profesionales han compartido conocimientos y experiencias que ayudarán a mejorar los sistemas sanitarios de ambos países.

“Desde el Consejo General de Enfermería (CGE), en general, y del Colegio de Enfermería de Cáceres, en particular, apostamos porque los cuidados de enfermería son universales y no conoce de límites ni fronteras. El conocimiento mutuo posibilita avanzar para garantizar los cuidados a las personas y las comunidades en sentido universal e integral”, ha defendido Raquel Rodríguez Llanos, vicepresidenta I del CGE, en su intervención en la mesa inaugural. Ha explicado, además, la importancia del intercambio de conocimientos y experiencias entre las profesionales de ambos países: “Abren nuevos caminos transfronterizos para avanzar profesionalmente y contribuir en mejoras de los cuidados de enfermería más allá de los contextos habituales”. Por último, ha resaltado que “con ello contribuimos a fortalecer y sostener ambos sistemas sanitarios públicos, pero sobre todo a proteger, prevenir y cuidar la salud de ambas poblaciones”.

Raquel Rodríguez, durante una de sus intervenciones.

Alianza española y portuguesa

Uno de los grandes ejemplos de alianza entre regiones es la estrecha relación laboral enfermera de Extremadura y Portugal. Existen convenios de colaboración específicos para aunar sinergias que benefician a la profesión en ambas ubicaciones. Abordan multisectorialmente el problema de salud pública de violencia de género, la salud mental y disponen distintos puntos de vista para alcanzar nuevas formas de cuidar. Como herramientas de comunicación profesional, además de las vías clásicas, se han adaptado a los nuevos tiempos, aprovechando las nuevas tecnologías y redes sociales de enfermería.

Acto seguido, casi sin tiempo para respirar, Rodríguez Llanos ha vuelto a tomar la palabra, esta vez como presidenta del Colegio de Enfermería de Cáceres para detallar la función de estos organismos como garantes de la profesión: “Son corporaciones de derecho público cuyo fin esencial es la protección del ciudadano como consumidor de los servicios de los colegiados. También, entre otras muchas funciones, se encargan de la ordenación del ejercicio profesional, la representación institucional exclusiva o la defensa de los intereses profesionales de la colegiación. Así mismo, ejercen una gestión eficaz y de calidad, en su ejecución e información actúan bajo los principios de transparencia”.

Debates y expertos

Las diferentes mesas de debate estuvieron cargadas de relatos y experiencias donde se expuso, entre muchos temas, la importancia de la investigación cualitativa en la prestación de cuidados; la adaptación a las nuevas tecnologías y redes sociales; las nuevas formas de cuidar, que están tomando relevancia, en los últimos tiempos (emociones, participación activa del paciente en su proceso de cuidado, etc.); la salud mental y el abordaje multisectorial en la violencia de género.

También tuvo especial relevancia los dos paneles de expertos que se desarrollaron. Se habló de liderazgo y bioética, en enfermería. Tayra Velasco, presidenta de la Comisión Deontológica del CGE, expuso sobre la planificación compartida de la atención como eje de la atención sanitaria: “Supone la hoja de ruta que se ha de seguir en cualquier nivel asistencial para asegurar los cuidados centrados en la persona. Para ello requiere romper con la todavía presente relación paternalista e integrar un modelo de relación clínica deliberativa. Así se podrá asegurar que la persona puede participar en todo su proceso tanto de salud como de enfermedad, incluido su entorno, mediante el acompañamiento de los profesionales, facilitando una autonomía relacional, en donde las enfermeras tenemos un papel clave. Nuestro objetivo, por tanto, debe ser facilitar que todas las personas tengan realizado o al menos reflexionado “un plan”, lo que permitirá naturalizar conversaciones en torno a la muerte y el proceso de morir, promover la conciencia de los propios valores y recibir atención, en base a ellos. En situaciones de diagnóstico de una enfermedad, aprender a convivir con ella, integrar a la familia y facilitar el proceso de toma de decisiones o ayudar a cerrar su biografía, permitiendo planificar cómo quiere vivir hasta el final y acompañar siempre durante todo el proceso. En definitiva, aprender a planificar para respetar la voluntad”.