RAQUEL GONZÁLEZ ARIAS.- Representantes del Grupo SÍ, conformado por más de 30 enfermeras expertas en Urología funcional, se han reunido con representantes del Consejo General de Enfermería para trasladarles el que se ha convertido en su objetivo fundamental desde que este grupo se constituyera hace ya unos años: la promoción del sondaje vesical intermitente, una técnica que, según la evidencia científica, es la mejor opción en muchos pacientes y que, sin embargo, no se pone en práctica todo lo que debería.

Por ello, explican Esther Torres Cobo, enfermera de la Unidad de Urología Funcional y Femenina de la Fundación Puigvert de Barcelona, y Manuel Bernal Pacheco, enfermero de la Consulta de Enfermería Funcional en el Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga y presidente de la Asociación de Enfermería Urológica, quieren que se contribuya a la difusión de la técnica y para ello hay, por ejemplo, que darla a conocer entre los profesionales de Atención Primaria, donde todavía existe mucho desconocimiento. “Es una técnica que no se realiza todo lo que debería, se tiende a realizar el sondaje permanente, y la ciencia avala que el intermitente es muchas veces la mejor alternativa para estos pacientes”, subraya Esther Torres.

El papel de la enfermera en este campo es fundamental ya que es quien se encarga de educar al paciente para que pueda incorporar la técnica a su día a día y en esto, insiste, hablamos de un proceso individualizado ya que “cada paciente es diferente, con sus capacidades y aptitudes, su vida familiar y social…”. La enfermera, añade, le instruye y le acompaña durante todo el proceso.

Ventajas

Entre las ventajas del sondaje vesical intermitente, señalan estos expertos, se encuentran, por ejemplo, la preservación de los riñones y es que una vejiga siempre llena puede producir reflujo y acabar incluso en diálisis. Además, el sondaje vesical intermitente evita la incontinencia en muchos casos y eso se traduce en mayor autonomía y calidad de vida del paciente, una calidad de vida que engloba tanto la vida familiar y social como su esfera más íntima, la sexual.

Obstáculos

En cuanto a los obstáculos de la implantación de esta técnica, comenta Esther Torres, se encuentran ese desconocimiento por parte de los profesionales, un desconocimiento, asegura, “que lleva a que muchas veces se realice el sondaje vesical permanente con los riesgos que eso supone: infecciones, traumatismos en la uretra… e incluso tumores vesicales, cuando se emplea durante mucho tiempo, motivo por el que en población joven no debería utilizarse. La permanente debería reservarse para casos muy específicos”.

Reconocimiento

Por su parte, Manuel Bernal ha insistido en que la formación, la sensibilidad y la cercanía de las enfermeras son clave en el manejo de estos pacientes. “Nuestro objetivo es mejorar la calidad de vida de estos pacientes y ahí es fundamental tener en cuenta la adherencia”.  Dentro del Proyecto SÍ, que cuenta con el apoyo de Hollister, señala el presidente de la Asociación de Enfermería Urológica, “buscamos también el compromiso real de las Administraciones públicas para que a nivel institucional se reconozca el impacto que nuestras intervenciones tienen sobre la calidad de vida de los pacientes. Es un reconocimiento que viene por derecho por esos conocimientos y cuidados que aplicamos en nuestro día a día”.

Encuentro

Como ha subrayado Manuel Bernal, tras el encuentro con los representantes del Consejo General de Enfermería, “salimos muy satisfechos de esta reunión porque se nos ha escuchado, hemos venido a nuestra casa y así lo hemos sentido”.

Por su parte, Pilar Fernández, vicepresidenta del Consejo General de Enfermería, ha destacado que “el proyecto SÍ es un proyecto de vanguardia sobre una técnica todavía desconocida que por las ventajas que supone para los pacientes es necesario que se potencie por lo que desde el Consejo General cuenta con todo nuestro apoyo”.