IRENE BALLESTEROS.- ¿Tienen las enfermeras miedo a la muerte? Un proyecto desarrollado en la Universidad de Oviedo y en el que han participado casi 500 estudiantes de Enfermería, ha evaluado cómo ven la muerte las enfermeras y cómo es su actitud ante los cuidados en el final de la vida. En este estudio cuantitativo, liderado por Pilar Mosteiro, profesora titular de universidad del departamento de Medicina y Área de Enfermería de la Universidad de Oviedo, se ha analizado si los estudiantes de primero de Enfermería tienen miedo a morir, cuál es el perfil de estos estudiantes y cómo les afecta la muerte y el abordaje del final de la vida, pues el impacto no es igual en todos los enfermeros y enfermeras.
Acompañar en la muerte y cuidar, como hacen las enfermeras, hasta el final de la vida es un acto de amor por tu profesión, algo para lo que no todos valen. Sin embargo, por la cercanía y vocación de las enfermeras se tiende a pensar que el abordaje de la muerte forma parte de su profesión y que enfrentarse a este momento impacta de forma diferente en sus vidas, haciéndoles inmunes al miedo a la misma. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Este estudio refleja que las enfermeras también tienen miedo a morir y, sobre todo, tienen miedo a enfrentarse a la muerte de los demás. «Los alumnos de Enfermería sí que tienen miedo a la muerte, pero en conclusión en este estudio, es un miedo moderado. Coincide que los estudiantes de Enfermería de primero tienen miedo a la muerte pero de otros, creemos que pueda ser debido a que es gente joven y que tu propia muerte la ves muy lejana», afirma Mosteiro.
Mujer joven y sin hijos
Además, el estudio revela cuál es el perfil de estudiante que más le teme a la muerte. «Hemos concluido que las mujeres tienen mayor predisposición. Aparte de que también es el grupo más numeroso, pero sí que es algo significativo del sexo femenino. De hecho, el perfil con mayor miedo a la muerte es una mujer joven y sin hijos. Hemos encontrado también que tener hijos o estar casada da lugar a que tengas un poco más de preocupación por el miedo a la muerte de otros», continúa la docente.
Formación
La formación para afrontar los cuidados al final de la vida es clave. Para ello, esta universidad prepara a su alumnado para proporcionar los mejores cuidados en ese duro momento. «Yo creo que Enfermería, es una titulación, como todas las sanitarias en la que tenemos que estar preparados. Es cierto que hay asignaturas donde se imparten formas preparar, de ver cómo tienes que contactar con las personas, cómo tienes que abordar el proceso. A veces, hay situaciones donde están en una unidad de especialización y hay una persona que está acompañando a su familia todo el tiempo y cuando llega el momento de la muerte le echan fuera. Entonces nosotros, como docentes, siempre decimos a los estudiantes que cuando alguien está con todo el proceso, es bueno que le permitan continuar y que, a veces, cuesta trabajo estar con alguien que te hable de la muerte. Creo que en ese sentido tenemos que estar preparados y enseñar a nuestros estudiantes que eso es normal en la vida y en los profesionales sanitarios», sigue Mosteiro.
Impacto
Este proyecto no solo deja claro que las enfermeras también tienen miedo a morir, sino que además, enfrentarse al abordaje del final de la vida de sus pacientes impacta de forma directa en sus vidas. Este grado de impacto depende de la personalidad de cada alumno, del lugar donde trabajen y de sus experiencias. Aquí, los docentes deben preparar a estos profesionales para enfrentarse a situaciones realmente duras ya entender que la muerte forma parte de la vida. «Los profesionales, los profesores y los propios enfermeros que son tutores en las prácticas sí que deberían tener un poco de delicadeza, porque a veces los alumnos no te lo cuentan y ese es el problema, cuando no lo hablan, porque a veces cuando lo hablas, pues tienes que llevarlo, porque además en el futuro ellos van a ver muchas personas en esa situación. Aunque será diferente dependiendo de dónde trabajen, la situación personal que tengan o lo que hayan vivido. Hay alumnos que están preparados para ver morir porque ya han experimentado esa situación y otros que no han visto a una persona muerta en la vida», concluye la profesora.